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Y dio comienzo la guerra comercial

AARÓN RODRIGUEZ  ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL

15-07-2018

 

Y dio comienzo la guerra comercial

Se podría decir que la guerra comercial comenzó oficialmente el pasado 6 de julio, cuando entraron en vigor los aranceles que Estados Unidos había anunciado para una serie de productos provenientes China como respuesta a la infracción sobre los derechos de propiedad intelectual. No obstante, ahora el enfoque de la política comercial se ha trasladado a las importaciones de la industria automotriz, pues la administración de Trump considera que el déficit comercial en el sector auto es debido a las prácticas desleales de sus socios comerciales. En este sentido, Estados Unidos está barajando la posibilidad de establecer aranceles de hasta el 25% para todas las importaciones de la industria. Los aranceles actuales sobre las importaciones de automóviles son los siguientes: China 25%, UE 10%, EE.UU. 2,5% y Japón 0%. Si EE.UU. aprueba los nuevos aranceles, serían más altos que los de aquellos países a los que acusa de competencia desleal.

En Europa, un memorándum interno de la Comisión Europea estima que los aranceles impactarán negativamente sobre el comercio, cuantificándolo en torno a los 300.000 millones de dólares y dañarían las economías de casi todos los estados miembros de la UE, pues EE.UU. es el principal destino de las exportaciones de autos, representando el 20% del total y un 30% del valor. Por su parte, Japón ya ha manifestado su preocupación al respecto, advirtiendo del grave daño que se produciría no sólo a las economías ajenas a EE.UU., sino a la suya propia. A estas advertencias, también se ha sumado la Alianza de Fabricantes de Automóviles de los Estados Unidos, que estima que un arancel del 25% costaría a los consumidores estadounidenses 45.000 millones de dólares al año. Por último, desde la Cámara de Comercio consideran que dichos aranceles generarían, a su vez, aranceles de represalia que también afectarían adversamente al empleo del país.

Con los inicios de esta guerra, ya se están viendo los primeros movimientos por parte de los fabricantes. A Harley Davidson, que ha tenido que sacar parte de su centro de producción del país para poder mantener su cuota de mercado y no verse penalizada por el proteccionismo estadounidense, se ha sumado Tesla, quien teniendo centralizado su centro de producción en EE.UU., se ha visto obligado a trasladar el aumento de los aranceles al consumidor local chino, debido al arancel de represalia que China impuso a EE.UU., encareciendo los precios un 20% tan sólo un día después. La compañía confirmó que había alcanzado un primer acuerdo con el gobierno de Shanghai para la construcción de una planta que dará cabida a una producción de 500.000 unidades al año.

EE.UU. espera que los aranceles adicionales aumenten la producción de automóviles dentro del país y así se generen nuevos empleos, pero es probable que tarde un tiempo en que se materialicen estos efectos positivos. Se ha estimado un impacto inicial en la contracción del PIB del 0,3%, y es que, a corto plazo, probablemente, el impacto negativo será mayor sobre la economía que los impone que sobre el resto. Sin embargo, si las compañías trasladan su centro de producción a EE.UU., se ha calculado que posiblemente fuera la economía japonesa la principal afectada, con una contracción del PIB del 0,5% a medio y largo plazo. En cualquier caso, los aranceles a la industria automóvil tendrían un impacto destructivo en la economía mundial.