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Theresa “Mayday”

AARÓN RODRÍGUEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital

 

16-10-2016

Un flash crash o golpe súbito, consiste en un desplome rápido e inesperado en el valor de cotización de un activo. Por norma general, el origen de estos eventos se suele desconocer, por tanto, la reacción natural de los inversores es actuar rápidamente y en consecuencia. Este nuevo concepto económico surgió tras el desplome que vivió el Dow Jones el 6 de Mayo de 2010, cuando perdió más de 600 puntos en 5 minutos para situarlo casi 1.000 puntos abajo respecto a la sesión anterior. En aquella ocasión, el evento sucedió en medio de la crisis de deuda soberana, haciendo saltar todas las alarmas y provocando una reunión de emergencia en la UE que se materializó en un paquete de rescate a países europeos en quiebra técnica por un monto de 500.000 millones de euros. Otros flash crash conocidos fueron los que tuvieron lugar el 24 de agosto de 2015 en los valores de renta variable en EE.UU., que arrastró posteriormente al resto de bolsas, y el del 15 de octubre de 2014 en los Treasury americanos.

 

Pues bien, el 7 de octubre asistimos a un nuevo evento de este tipo, pero esta vez el afectado fue el mercado de divisas, y más concretamente los cruces frente a la Libra. En apenas 4 minutos duración, en la apertura de las bolsas asiáticas, la Libra llegó a depreciarse más de un 6% respecto a sus principales pares. Si bien es difícil determinar la causa concreta, aparte del trasfondo del Brexit, está claro que los grandes bancos y gestoras tienen puestos límites y alertas que hacen que los sistemas ejecuten órdenes automáticamente, de ahí que se concentre la operativa en un corto espacio de tiempo.

 

Recordemos, que el mercado de divisas es el mercado más líquido del mundo haciéndolo en menos susceptible a estos eventos; sin embargo, desde el Brexit, la divisa ha perdido atractivo por la fuerte incertidumbre que se cierne sobre la economía británica. Por poner un ejemplo, desde Bank of America vienen advirtiendo de liquidez “fantasma” en la Libra, donde la mayoría de las operaciones son realizadas por minoristas, agravando el ensanchamiento o gap en momentos vividos como el viernes pasado.

 

Si bien es cierto que el efecto del Brexit no ha calado tan negativamente como se esperaba, tampoco está teniendo el comportamiento deseado en las exportaciones del país. Las proyecciones para este año apuntan a un crecimiento del +3,1%, respecto al 5,4% de 2015. Y para 2017, se estima un crecimiento del +1,6%, el nivel más bajo registrado desde 2011. De continuar con el nivel actual de depreciación de divisa, el Reino Unido se enfrenta a un déficit de cuenta corriente difícil de solucionar.

 

Volviendo al principio, se suele desconocer el origen y la motivación de estos flash crash, pero lo cierto es, que tras el teatro montado por Theresay May sobre la gestión de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, se ha visto forzada a recular y suavizar una postura que ya le estaba valiendo, aparte de para ganar enemigos, para profundizar aún más si cabe en los mínimos históricos de la Libra, que ha alcanzado niveles de 1985.