Sesgos a la hora de invertir
JESÚS RODRIGUEZ, ASESORAMIENTO PATRIMONIAL
Marzo 2019
Las finanzas conductuales o behavioral finance se refieren al estudio del papel que juega la psicología en el comportamiento de los inversores en los mercados financieros. El término surge con el descubrimiento de anomalías en los mercados durante los años ochenta, donde la evidencia empírica contradecía las teorías financieras. Daniel Kahneman y Amos Tversky, considerados por muchos padres de esta ciencia, trataron de explicar dichas anomalías a través de las ideas fundamentales de las finanzas conductuales. La importancia de su contribución al estudio de la racionalidad en la economía es tal, que en 2002 Kahneman recibió el Premio Nobel en Economía.
Existe una gran cantidad de sesgos en el comportamiento de los inversores que pueden dividirse en dos grandes grupos: los sesgos cognitivos y aquellos motivados por sentimientos y emociones. En este caso, nos vamos a centrar en el primer grupo, caracterizado por deficiencias a la hora de interpretar la información, fallos en la memoria, etc., concretamente focalizaremos en un sesgo conocido como “Historia Reciente”. Este nos lleva a encontrarle respuesta a preguntas que a priori nos podrían parecer elementales, sin embargo, detrás de ellas se esconden las consecuencias derivadas de dicho sesgo. Preguntas tales como por qué tantos inversores venden acciones justo antes de que sus precios se disparen y por qué esos mismos inversores mantienen en cartera acciones que están cayendo durante un tiempo prolongado.
Por tanto, el sesgo anteriormente mencionado consigue convencernos de que la información más reciente que recibimos tiene más valor e importancia que la antigua, lo cual puede ser verdad, si bien esto no tiene por qué cumplirse en todos los casos. Lo anterior nos lleva a basar nuestras expectativas sobre el futuro en los sucesos más recientes. Este fenómeno se sucede de manera frecuente y recurrente en la mente de los seres humanos debido al funcionamiento cortoplacista de nuestra memoria, afectando a todos los ámbitos de nuestra vida, si bien cuando se trata de inversión y dinero puede causar serios problemas.
Como consecuencia de lo anterior, durante los mercados alcistas solemos olvidar los bajistas. Al basar nuestras expectativas en la historia más reciente, como el mercado ha estado subiendo en el corto plazo, nuestra mente asume que esto continuará siendo así, lo que nos lleva a realizar compras en momentos como el actual con subidas de doble dígito en bolsa durante el año, olvidando entornos de mercado como el del último trimestre del pasado año con fuertes caídas, por lo que terminamos comprando en el momento más alto del mercado. Continuando con la lógica del mercado, posteriormente llegará un ciclo bajista que cogerá por sorpresa al inversor, y en lugar de tener carteras preparadas para afrontar mejor las caídas, el mercado nos cogerá con el pie cambiado en el momento de mayor exposición a activos de riesgo. En línea con la teoría que sigue este sesgo, cuando los mercados caen pasa lo contrario, los inversores creen que como en el corto plazo han estado cayendo no van a volver a subir de nuevo. Esto les lleva a reducir sus carteras justo en el peor momento, sufriendo pérdidas importantes en el patrimonio, de hecho este es el momento en el cual deberíamos aprovechar para aumentar nuestra exposición y capturar toda la rentabilidad del siguiente mercado alcista que, tarde o temprano, llegará.
Como se ha podido comprobar, el sesgo anula el sentido de racionalidad del mercado pudiendo moverlo al alza y a la baja de manera desmedida. Esto sucedió durante el boom tecnológico de los años noventa, que resultó en pérdidas devastadoras para muchos inversores. De hecho, este sesgo afecta incluso a los profesionales de la inversión, prueba de ello es que Bloomberg encuesta semanalmente a estrategas de mercado preguntándoles por su distribución de pesos recomendada entre las distintas clases de activos (renta fija, renta variable y cash). La ponderación recomendada en renta variable alcanzó su pico máximo justo después de la burbuja de las puntocom a principios de 2001, mientras que la ponderación más baja recomendada se produjo justo después de los mínimos de la crisis financiera.
Para hacer frente a los efectos de este sesgo, muchos profesionales usan una adaptación a las finanzas de la tabla periódica científica. Gracias a esta tabla, aquellos inversores que no prestan atención a la naturaleza cíclica de los rendimientos de las distintas clases de activos, pueden ver fácilmente y de forma gráfica que aquellos con rendimientos espectaculares en el pasado muy reciente parecen excesivamente atractivos. Sin embargo, a menudo las clases de activos con mejor desempeño en un año o dos años consecutivos se encuentran en la parte inferior de la tabla en los años siguientes. Esto refleja la naturaleza cíclica de la inversión, los activos pueden pasar de estar en precio a ser sobrevalorados o infravalorados.
Es fundamental para los inversores mantenerse disciplinados a la hora de lograr sus objetivos financieros. También es importante conocerse a uno mismo como inversor, así como los sesgos que podemos tener, tener una visión de largo plazo y considerar tantos factores como sea posible a la hora de analizar nuestras inversiones sin dejarnos influenciar únicamente por el corto plazo, ya que como se ha venido comentando, el mercado sigue un ciclo, en el cual tienen lugar subidas y bajadas; reaccionar a cada una de ellas puede ser peligroso, sobre todo, teniendo en cuenta estos sesgos, ya que podríamos ver como nuestro patrimonio se va mermando a lo largo del tiempo.