Sell in May and Go Away
JESÚS RODRIGUEZ, ASESORAMIENTO PATRIMONIAL
Junio 2019
En los mercados de renta variable se producen anomalías relacionadas con el calendario, lo que les lleva a comportarse de diferente forma según el día de la semana, el momento del mes y del año, incluso existen efectos de este tipo que se prolongan a lo largo de varios años como el ciclo de 10 años o el ciclo de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, que tiene una duración de 4 años. Este suceso se conoce como tendencia estacional y no es más que un periodo de tiempo en el cual el mercado está influenciado por determinados eventos o episodios, que dan lugar a patrones que se repiten en el tiempo.
De acuerdo con una investigación publicada en The North American Journal of Economics and Finance, la rentabilidad de la renta variable en estos determinados días de la semana, momento del año, etc., son mejores que en el resto del año. Aunque en el pasado, estas anomalías si solían cumplirse, por ejemplo, los lunes la rentabilidad era peor que en el resto de los días, los investigadores concluyeron que estas anomalías funcionaban en el mercado de renta variable americano hasta que pasó de ser un mercado ineficiente, con ciertas anomalías, a ser un mercado eficiente, impidiendo que existan “agujeros” en la dinámica de formación de precios, que permitan generar beneficios arbitrarios.
En cambio, estos investigadores descubrieron que uno de estos fenómenos sigue vigente en la actualidad en el mercado, dicho fenómeno se conoce como “Sell in May and go away” (vende en mayo y vete) o Efecto Halloween. Este se refiere a un dicho ampliamente conocido en el mundo financiero, el cual alude al mal comportamiento de las acciones durante el periodo comprendido entre mayo y octubre de cada año, en contraposición con un comportamiento superior a la media de esta clase de activos durante la otra mitad del año, es decir, de noviembre a abril. El nombre tiene su origen en la City, el distrito financiero de Londres. El dicho completo es “Vende en mayo y vete; vuelve en St. Leger’s Day”, esto último alude al día en el cual se celebra una de las carreras de caballos más importantes de Inglaterra, y generalmente tiene lugar el segundo sábado de septiembre.
Este fenómeno a pesar de la mayor eficiencia del mercado ha persistido en el tiempo y ocurre en una gran cantidad de países. Los holandeses Sven Bouman y Ben Jacobsen concluyeron a través de su investigación, que este efecto se ha producido en 36 de los 37 países analizados durante décadas. Además, funciona 6 años de cada 10.
Este mismo año hemos presenciado este efecto estacional, tras un fuerte comienzo de 2019 en gran parte de los mercados globales, acumulando, por ejemplo, el S&P 500 un +16%, el Ibex 35 un +12% y el Euro Stoxx 50 un 16% a cierre de abril. Sin embargo, este mes de mayo ha estado caracterizado por las caídas, acumulando pérdidas de -6,5%, -6% y –6,7% respectivamente.
Esta anomalía de mercado viene en parte explicada por el peor rendimiento de la renta variable durante los meses de verano y por el menor volumen y la escasez de partícipes en el mercado, a consecuencia de las vacaciones de verano de los operadores e inversores, que puede dar la sensación de asumir mayor riesgo al operar en el mercado por la menor actividad.
La estrategia consiste en estar invertido en renta variable desde octubre a mayo, llegados a este mes desinvertir la cartera y mantener el patrimonio en efectivo o en renta fija (de corta duración) hasta el siguiente octubre, en el cual se vuelve a invertir en renta variable. Existe evidencia de que esta estrategia ha tenido un comportamiento superior en comparación con una cartera invertida en renta variable durante todo el año, no obstante, hay que tener en cuenta que el efecto de rentabilidad adicional de la estrategia es bastante modesto, en torno a un 1,5% anual frente a una estrategia de Buy & Hold (comprar y mantener). No obstante, en esta comparativa no se está teniendo en cuenta los costes derivados de las transacciones ni las imposiciones fiscales sobre los beneficios materializados. Si bien es cierto que los costes derivados de la operativa son cada vez menores, pero los tipos impositivos suelen ser superiores cuando gravan beneficios obtenidos en el corto plazo, lo cual supondría una merma para dichas rentabilidades, por lo que, a pesar de que es verídico estadísticamente, que el efecto se produce en el mercado, esta estrategia no es superior a otras donde no se tiene en cuenta el mismo, como puede ser “Buy & Hold”, que consiste en hacer inversiones con vocación de largo plazo y, a pesar de tener exposición al mercado en el periodo comprendido entre mayo y octubre, no tendremos que soportar los costes mencionados anteriormente.
El principal inconveniente de esta estrategia es que ignora la singularidad de cada periodo, así como, el entorno económico. Como consecuencia de ello, “Sell in May” no es una regla la cual debamos seguir estrictamente, de hecho, no la recomendamos, ya que, a la hora de tomar decisiones de inversión, es importante tener la mayor cantidad y mejor calidad de información posible, debido al riesgo que conlleva invertir basándonos en nuestro instinto en lugar de información analizada. En este sentido, la estrategia “Sell in May” puede tenerse en cuenta como un dato más a considerar, a la hora de construir y rotar carteras de inversión.
En definitiva, esta anomalía o curiosidad estadística, no debería aplicarse de manera estricta, pero si es conveniente tenerla en cuenta cuando se prevé tomar decisiones de inversión, dado que puede influir en términos de rentabilidad de las inversiones el grado de acierto en el momento de entrada o salida en el mercado.