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¿Qué le pasa al dólar?

MUNESH MELWANI  SOCIO-DIRECTOR GENERAL DE CROSS CAPITAL EAFI

19-02-2018

 

¿Qué le pasa al dólar?

Son muchas las empresas del archipiélago canario, cuya actividad económica está condicionada directa o indirectamente por la evolución de las divisas, esto es, cuyos ingresos dependen fundamentalmente del poder adquisitivo de las personas provenientes de otros países que visitan las Islas, o bien, empresas cuya actividad comercial depende de las importaciones/exportaciones de bienes y productos con el extranjero. En este contexto, la divisa reina sigue siendo el dólar estadounidense, en la medida en que EE.UU. sigue siendo el rector del crecimiento económico mundial, más allá de que la contribución al PIB de los países emergentes y especialmente asiáticos es cada vez mayor.

El dólar es asimismo relevante pues es la divisa de denominación de las principales materias primas, tanto energéticas como el crudo, como otras: agrícolas, metales industriales y preciosos, etc., por no mencionar las criptodivisas, y que actúa como activo refugio en etapas de inestabilidad (así como la deuda pública EE.UU.). Adicionalmente, del cruce del dólar con el euro, el yen, el yuan chino, el franco suizo, el dólar canadiense y el australiano, junto con otras divisas asiáticas y latinoamericanas algo menos conocidas, depende el comercio internacional a escala global. En este sentido, conviene analizar y entender por qué motivo el dólar sigue débil, por ejemplo ante el euro, algo que nos afecta directamente a los europeos, lo que podría sorprender ante el contexto de subida de tipos que afronta aquél país, con síntomas inflacionistas y ante la reforma fiscal tan beneficiosa para las empresas que se ha introducido recientemente.

A nadie se le escapa que las divisas son los activos financieros cuya evolución futura es más difícil de predecir, pues dependen de múltiples y variables factores. El efecto directo de la reforma fiscal introducida ha sido una revisión alza del crecimiento esperado de EE.UU. (entorno al 2,5% para finales de 2018), así como una mejora de la tasa de paro esperada para 2019 que la sitúa entorno al 3,2% para finales de 2019, esto es, casi el “pleno empleo”, algo utópico por ejemplo para la Eurozona. La realidad es que la revisión del crecimiento económico de los países, se está convirtiendo en una variable determinante en la evolución de las divisas desde principios de 2017 y es que EE.UU. precisamente no está liderando estas revisiones al alza, de hecho países como el Reino Unido, China, Brasil y la Eurozona están por delante, y por tanto, presentan mejores expectativas, o dicho de otra forma, su ciclo de expansión y crecimiento está menos avanzado.

Otro factor que está condicionando la cotización del billete verde, es la evolución del índice de sorpresas económicas, que recoge los datos macroeconómicos que superan las estimaciones de los analistas (en consenso). Recientemente, este indicador se ha relajado, es decir, ha entrado en una zona neutral y resulta curioso, pero un empeoramiento de este índice global, resulta beneficioso para el dólar y al contrario, un resurgimiento sería negativo para su evolución, pues implicaría que el resto de zonas (menos avanzadas en el ciclo), muestran mejores perspectivas de crecimiento que EE.UU.. En cuanto a la reforma fiscal, empeorará aún más el déficit público de Estados Unidos al caer la recaudación impositiva de las empresas, cuyo endeudamiento ya supone 1,08 veces su PIB, segundo mayor del mundo tras Japón, cuyo endeudamiento publico supone 2,4 veces su PIB al cierre de 2017; normalmente, un aumento del déficit debilita a la divisa del país. Por último, los últimos datos de salarios apuntan a algunas presiones inflacionistas, por lo que el mercado ya descuenta casi 4 subidas de tipos de la FED en 2018, habiéndose elevado asimismo el tramo largo de la curva norteamericana, que encarecerá el endeudamiento de familias y empresas en el medio plazo, propiciando un retraimiento del consumo, principal contribuidor al PIB americano.

Atendiendo a lo expuesto, nuestras perspectivas de un dólar débil frente al euro no se han visto alteradas para 2018 y pensamos que se moverá en el rango 1,25 (actual) a 1,29 conforme avance al año. Esta previsión podría verse modificada por eventos como la eventual repatriación de capitales de empresas estadounidenses bajo la política de Trump “America first”, o bien, por alguna sorpresa negativa en la Eurozona (inestabilidad política por las elecciones italianas, señal confusa del BCE o un menor crecimiento vs esperado). Deberán estar atentos y bien asesorados.