Planes de pensiones de promoción privada
JOHANNA PRIETO, FINANZAS CORPORATIVAS
28/11/2019
Haciéndonos eco de las últimas noticias que hablan de los resultados de la séptima encuesta del Instituto BBVA de Pensiones donde se pone de manifiesto el temor generalizado sobre el sistema público de pensiones y la necesidad de emprender reformas para dar estabilidad y sostenibilidad al mismo, aprovecharemos para introducir en este blog una fórmula complementaria de ahorro para la jubilación que nos llama la atención: las EPSV. Las Entidades de Previsión Social Voluntaria,también conocidas por su acrónimo EPSV, son vehículos de ahorro existentes únicamente en el País Vasco, recogidos en su Estatuto de Autonomía. A grandes rasgos, son entidades privadas sin ánimo de lucro, de carácter voluntario y social que, en el ámbito del País Vasco, tienen como finalidad la previsión social complementaria de la Seguridad Social obligatoria, ofreciendo herramientas de previsión social semejantes a los planes de pensiones, aunque con más contingencias y más límites de aportaciones. Entre sus ventajas destaca la fiscalidad de éstas, donde las desgravaciones pueden llegar hasta 12.000 euros anuales, así como un mayor alcance de coberturas, cubriendo además de la jubilación, el desempleo, la invalidez, decesos e incendios, entre otras. Los plazos y fiscalidad en su rescate son otro de sus atractivos. Se trata así de la única iniciativa pública en España de ahorro complementario a la Seguridad Social, lo que se conoce como previsión social complementaria (PSC), o Segundo Pilar, en la línea con lo que los principales organismos internacionales, principalmente el FMI, vienen recomendando.
Desde su desarrollo en el año 1983, el resultado ha sido espectacular respecto al resto de planes de pensiones privados, en su mayoría, incluidos en la oferta comercial bancaria. Si la media de captación de ahorro de los Planes Privados es del 2% del PIB nacional, las EPSV alcanzan el 34% de su PIB regional. Así, en el año 2018, más de 900.000 vascos se habían acogido a este modelo, con un patrimonio total acumulado en estos vehículos de inversión que asciende a 25.700 millones de euros, unos 29.000 euros por persona. El Gobierno Vasco está trabajando en instaurar los mecanismos y actuaciones precisas para que este modelo llegue a todos los trabajadores, ya que hasta hace unos años se ha limitado a los trabajadores de las Administraciones vascas y algunas grandes empresas del tejido industrial vasco.
Dejando al margen esta iniciativa específica, que con la legislación actual sería difícilmente replicable en otras comunidades autónomas, nos quedamos con el hecho de la necesidad de incentivar el ahorro privado complementario dada la situación actual del sistema de pensiones en España. Al margen del sector público, deberían ser las grandes empresas y colectivos empresariales los que tomen la iniciativa y promuevan sus propios planes de pensiones colectivos para sus empleados, incentivando las aportaciones propias de cada empleado. Actualmente los planes de pensiones promovidos por empresas no cuentan con ventajas e incentivos adicionales por partes del Gobierno, a pesar de que el desarrollo de planes privados de pensiones complementarios al sistema público es una de las principales recomendaciones de la Comisión parlamentaria del Pacto de Toledo. Si tenemos en cuenta el programa político de una de las partes del previsible Gobierno que se avecina, donde se citaba la eliminación de los beneficios fiscales en planes de pensiones privados, el escenario no mejora. Sin embargo, creemos firmemente que el desarrollo de planes privados colectivos debe ser una obligación moral de las empresas y colectivos profesionales para proteger y mejorar la calidad de vida de sus trabajadores a futuro. Su correcta implementación y gestión por profesionales sin sesgos comerciales, enfocados a generar y acumular ganancias para los empleados y no a la comercialización (en la línea de las cooperativas), permite la optimización de la estructura de costes y comisiones del mismo.