La volatilidad y el carry trade
11/08/2024
Esta semana, los mercados financieros han experimentado un considerable aumento en la volatilidad, con caídas significativas en las principales bolsas globales durante el pasado viernes 2 y lunes 5 de agosto. El descenso fue desencadenado por varios factores, entre los que destacaron la apreciación del yen japonés y la liquidación de posiciones relacionadas con el carry trade.
El carry trade del yen es una estrategia en la que los inversores piden prestado en yenes, una divisa tradicionalmente asociada con bajos tipos de interés, para invertir en activos que ofrecen mayores rendimientos denominados en otras divisas. El objetivo es aprovechar la diferencia entre el coste financiero del préstamo y el retorno de la inversión. En teoría, si el tipo de cambio se mantiene estable o el yen se deprecia frente a la moneda en la que se invierte, el inversor obtiene una ganancia. Sin embargo, si el yen se aprecia durante el período de inversión, la operación puede resultar en pérdidas.
Esta estrategia había sido muy popular entre la comunidad inversora, gracias al período de estabilidad de sus tasas de interés a tipo cero o negativos. No obstante, en los últimos meses, la considerable diferencia de tasas entre bancos centrales y el incremento en la inflación llevó al Banco Central de Japón (BOJ) a ajustar su política monetaria, aumentando gradualmente los tipos de interés y estableciendo un plan de reducción de compras de bonos japoneses (JGBs) hasta 2026. A finales de julio el BOJ elevó el tipo de interés oficial al 0,25% y el yen comenzó a apreciarse, lo que alteró la dinámica del carry trade y generó mucha incertidumbre futura.
La apreciación del yen forzó a muchos inversores a deshacer sus posiciones de forma apresurada, preocupados por la dificultad de devolver los préstamos. La venta masiva de estos títulos provocó caídas en los valores japoneses y arrastró a otros mercados internacionales. Al mismo tiempo, un mal dato de empleo de EE. UU. reforzó los temores de una posible recesión, lo que provocó una rotación de la renta variable hacía activos de menor riesgo (bono y letras del tesoro americanas). Como resultado, el principal índice de la bolsa japonesa, el Nikkei225, cayó un -17,49%, el S&P500 en EE. UU. un -4,77%, y el Eurostoxx50 en Europa un -4,04%. Además, los valores de pequeña y mediana capitalización se vieron más afectados con el Russell 2000 cayendo un -6,72%.
Algunos inversores vieron en este desplome una oportunidad para adquirir activos en los que estaban previamente interesados a precios más bajos que, junto a mejores datos macroeconómicos en EE. UU. (nuevos subsidios por desempleo), contribuyeron a que los mercados se fueran recuperando a lo largo de la semana.
Las consecuencias de este fenómeno aún están por verse, pero es evidente que la volatilidad pese a que se ha reducido, persistirá en el corto plazo. Algunos datos apuntan que la mayoría de las operaciones de carry trade ya han sido liquidadas y el BOJ ha afirmado que no subirá las tasas mientras los mercados sigan siendo inestables. A futuro, cabe esperar que esta liquidación en las operaciones se siga produciendo, pero la estrategia de carry trade está lejos de acabarse siempre que haya diferencias entre los tipos asociados a las distintas divisas, por lo que los inversores se seguirán aprovechando en menor o mayor medida de este diferencial. Sin embargo, la fuerza con la que ocurrieron las caídas ha dejado una sensación de debilidad en los mercados en las que parece ser que el conjunto de inversores está cada vez más pendiente del último dato macroeconómico, para justificar las altas valoraciones de algunas empresas. Recuerden asesorarse bien y no dejarse llevar por las emociones.