Invertir mientras cambia el ciclo
AARÓN RODRÍGUEZ, ASESORAMIENTO PATRIMONIAL
10/02/2019
Los mercados financieros iniciaron este 2019 de manera mucho más firme después de las pérdidas sufridas en el último trimestre de 2018. Todo parece indicar que tanto la renta variable como la deuda, obtendrán rentabilidades positivas este año en aquellas carteras que mantengan un enfoque cuidadosamente equilibrado, debido a las preocupaciones de la fase de ciclo actual y las incertidumbres geopolíticas en curso. Los ánimos deberán permanecer calmados cuando se decida invertir en activos de riesgo, especialmente en aquellas áreas donde se ha revisado recientemente a la baja el crecimiento esperado, sean susceptibles de riesgos geopolíticos o estén sujetas a cambios repentinos en la dinámica de la oferta y la demanda.
El pasado enero, fue el mejor mes para la bolsa a nivel global en los últimos ocho años. La deuda corporativa, especialmente la subordinada, también se ha beneficiado de este rally, al igual que el crudo de petróleo que, aunque acumula un +15% este año hasta los 61$ el barril de Brent, el precio se ha sostenido a pesar de la crisis política venezolana -el país con las mayores reservas del mundo-, en parte debido a la decisión de Trump de aumentar la producción en su país, preocupado por el impacto en la inflación que causaría un petróleo más caro.
La justificación de esta subida está principalmente en el gran cambio sobre las expectativas de política monetaria de los bancos centrales. Y es que los mercados han pasado de descontar dos aumentos de subidas de tipos en 2019 por parte de la Reserva Federal, a flirtear con la posibilidad de un potencial recorte. En este sentido, la Fed ha prometido paciencia y flexibilidad en futuros movimientos de tipos y señaló que podría mantener un balance general mayor al esperado -recordemos que EE.UU. se encuentra en modo retirada de estímulos monetarios-. En Europa se está reculando hacia una política monetaria más laxa, y para muestra, lo vivido el año pasado con los presupuestos italianos, donde la Comisión Europea finalmente les permitió un mayor déficit en el gasto público, al igual que España, pero esta vez no son los únicos: Francia se ha comprometido a reducir impuestos y a aumentar los salarios, y Alemania está considerando implementar recortes fiscales. Estos anuncios no solo provienen de los mercados desarrollados, pues China ha señalado igualmente que hará un movimiento hacia condiciones crediticias y fiscales más blandas.
Del mismo modo ha ayudado a calmar al mercado un tono más moderado respecto a la geopolítica. Ahora se percibe una mayor probabilidad de acuerdo comercial, aunque habrá incremento de aranceles, entre Estados Unidos y China. Esto supone un gran alivio, especialmente para la deuda de alto rendimiento y la de los países de mercados emergentes, si bien cualquier confrontación adicional puede traer nuevos sustos.
La pregunta que cabe hacerse es, si puede sostenerse este crecimiento de las bolsas. La economía estadounidense ha entrado en ciclo tardío, y esta fase históricamente se ha asociado con rendimientos positivos de acciones y bonos, y con frecuencia ha compensado el binomio riesgo/rentabilidad. Sin embargo, los ciclos tardíos son sinónimos de volatilidad en las inversiones como así ha sucedido en las últimas tres décadas. El consenso sobre las expectativas a corto plazo para el crecimiento económico y de beneficios empresariales siguen siendo altas, pero vemos los riesgos geopolíticos como una fuerza persistente en los mercados, con la confrontación estratégica entre los Estados Unidos y China por el predominio de la tecnología y las amenazas a la estabilidad política europea como dos riesgos subestimados en el mediano plazo. En definitiva, aconsejamos asumir riesgos, pero solo si están debidamente compensados.