Inversión en tiempos de crisis
FRANCISCO J. REYES SÁNCHEZ, FINANZAS CORPORATIVAS 22-03-2020
En las últimas semanas los mercados han sido extraordinariamente adversos al riesgo debido a los efectos de la pandemia y las excepcionales medidas de contención llevadas a cabo por los gobiernos de los distintos países afectados. Los cierres fronterizos, el cese de la mayor parte de ventas minoristas, la parálisis de la producción y en general de la actividad de económica a escala global, junto al desplome del crudo, han supuesto que los mercados hayan reaccionado con extrema aversión al riesgo y que la volatilidad se haya situado en niveles muy elevados, que no se veían desde antes la Gran Crisis Financiera desatada en 2008.
Medidas sin precedentes
Esto ha supuesto que los bancos centrales, gobiernos y organismos internacionales hayan tomado decisiones sin precedentes, lanzando paquetes de medidas monetarias y fiscales de ayuda para paliar los más que probables efectos económicos adversos venideros. Tanto la FED como el banco de Canadá y todos los bancos centrales del G7 han acordado que harán lo posible para que el crecimiento se vea perjudicado lo menor posible. Pero las inyecciones de liquidez que se han anunciado no han evitado que veamos las sesiones de mayor caída en términos de magnitud y velocidad que se recuerdan, tanto en los mercados europeos como en los americanos. “
“La base de una estrategia de inversión sólida consiste en diversificación, largo plazo, coste bajo y disciplina”
Los inversores se han refugiado, como siempre en estas situaciones de incertidumbre, en los bonos del tesoro americano y los bonos del gobierno alemán, lo que ha supuesto que ambos hayan tocado mínimos históricos en sus rentabilidades. Asimismo, ha actuado de refugio el oro y el dólar estadounidense como divisa fuerte. Es a finales de febrero cuando irrumpe la inestabilidad en los mercados, tras tocar los principales índices máximos históricos a mediados de mes.
Mientras el COVID-19 se extendía en China y se paralizaba la actividad en el país, se veía desde Europa y EE.UU. como un problema local. Una vez llegó el virus a Europa, con Italia como máximo exponente, los mercados empezaron a caer, siendo los sectores cíclicos los primeros en sufrir caídas superiores al 20%, introduciendo el pánico entre los inversores, lo que multiplicó el efecto contagiando al resto de sectores, superando en algunos casos niveles superiores al 60% desde máximos.
El riesgo de tomar decisiones precipitadas
No es el momento de tomar decisiones precipitadas. Las valoraciones han regresado a niveles atractivos, las medidas monetarias y fiscales se están anunciando y el mercado ha protagonizado ya dos sesiones de capitulación, ingredientes adecuados para una recuperación. No obstante, la clave está en tener una visión más clara de cuánto va a durar esta crisis, algo a lo que podría contribuir el que EE.UU. y Reino Unido paralicen su actividad y apliquen medidas de aislamiento severas como se está haciendo en el resto de los países. Parece que están a punto.
Es un buen momento para recordar que, a lo largo de la historia, la inversión en renta variable ha sido más rentable que las alternativas habituales (renta fija o depósitos), siempre que se han seguido los principios fundamentales de invertir con una visión a largo plazo, con un alto nivel de diversificación, en productos con costes ajustados y con la disciplina necesaria para no comprar o vender guiados por las emociones.
Si uno echa la vista atrás, verá que siempre se sale finalmente de las correcciones fuertes en el mercado (el fin de la burbuja .com, el 11-S, la Gran Crisis Financiera, la crisis del euro, el Brexit, etc.). En esos momentos los principios no cambian. La base de una estrategia de inversión sólida consiste en diversificación, largo plazo, coste bajo y disciplina.