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Milei: del ajuste a la esperanza

JORGE CASTILLO, TRAINING – CROSS CAPITAL

23/03/2025

En diciembre del 2023, Javier Milei de la mano de su metáfora de la motosierra para el recorte del gasto público, consiguió capitalizar el descontento popular y ser elegido presidente de la nación sudamericana, el primer economista en ostentar el cargo.

Su ideología liberal es la antítesis de la corriente Kirchnerista que se había instaurado en Argentina desde principios de siglo, y que dejó al país sumido en una pobre realidad económica marcada por una inflación desmesurada y unos niveles elevados de inseguridad para la población.

En lo que respecta a las medidas promovidas por Milei, es bien sabido que un recorte masivo del gasto público nunca estará libre de controversia. Las personas siempre están abiertas a recibir, pero tienden a ser reacias a renunciar a aquello a lo que se les había acostumbrado, llámese subvenciones o ayudas. La realidad es que en la economía como en la vida, en períodos difíciles como el que vive Argentina, es necesario apretarse el cinturón en el corto plazo para volver a la senda de la prosperidad.

Esto nos anima a preguntarnos: ¿han conseguido Milei y su motosierra mejorar la situación del país?

Para empezar, en lo que respecta a la inflación, hemos sido testigos de cómo el plan de ajuste implementado ha conseguido pasar de unas cifras intermensuales del 25% en diciembre del 2023, al 2,4% en febrero del 2025 de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).  Esto ha sido resultado de la reducción de un tercio del gasto público, que a su vez contribuyó a alcanzar el equilibrio fiscal y por la devaluación instruida del tipo de cambio oficial en un 50% a principios de su mandato.

Parece lógico pensar que estos recortes podían tener un impacto negativo en el crecimiento a corto plazo. Indudablemente, un mal necesario. En el primer semestre del 2024 se vio una desaceleración de la actividad y un aumento de los índices de pobreza propios de eliminar el impacto exógeno que producía la inyección pública en la economía.

Sin embargo, después de la tormenta, llega la calma. En la segunda mitad del año, la situación se revirtió. El crecimiento empezó a imponerse y Argentina empezó a ver los resultados de las medidas adoptadas, cerrando así el último trimestre del año con un crecimiento del 1,4% inter trimestral, es decir, una proyección de un 5,7% anualizado. En resumen, Argentina ya crece por encima de los niveles pre-Milei.

Por tanto, a pesar de la contracción en términos anuales en el 2024, consideramos que estos próximos años debería producirse un crecimiento notorio de la actividad económica, movida por un aumento de la inversión por la atracción internacional de capitales y el consumo privado interno. Ambos efectos en línea con la mayor estabilidad y confianza resultante de las medidas implementadas, tal y como lo ha reflejado su bolsa con el rally registrado desde su toma de posesión.

Además, otro aspecto a considerar es el inminente acuerdo del gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener una nueva línea de financiación para el país con el objetivo de reducir la deuda con el Banco Central de Argentina. De esta manera, se busca balancear el patrimonio de la institución para que esta pueda absorber el exceso de liquidez en el sistema (pesos en circulación) que se puedan producir en la economía, de manera que no se dispare la inflación y con el objeto de liberar en el futuro el actual “cepo cambiario”, instaurado desde 2011, para permitir la libre circulación de capitales.

El presidente argentino es un economista de renombre inspirado en la Escuela Austriaca que rompe los estereotipos de sus predecesores. Es evidente que es un personaje extravagante y con una forma de comunicar discutible. Sin embargo, limitándonos únicamente a lo que nos concierne en esta reflexión, Javier Milei está consiguiendo cambiar el devenir económico de la Argentina. Por primera vez en mucho tiempo, la tierra del Río de la Plata vuelve a mirar al futuro con ilusión.