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El dilema europeo: ¿renacer o estancarse?
16/02/2025
Cada vez es más evidente que el equilibrio y la cooperación que marcaron las relaciones entre las potencias aliadas en las últimas décadas son cosa del pasado. Como bien sabemos, desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, ésta dinámica se ha acentuado y la forma de hacer política ha dado un giro radical. Ahora, ya no se priorizan las relaciones de mutua cooperación y el trato a sus socios tradicionales como aliados incondicionales, sino que más bien se busca ejercer una presión abierta sobre ellos, priorizando los intereses nacionales. Esta realidad ha quedado reflejada a lo largo de las últimas semanas mediante amenazas y medidas comerciales contra aliados fronterizos como Canadá y México, o más recientemente, al otro lado del Atlántico, contra la Unión Europea.
Con respecto a ésta última, estos días han estado marcados por varios acontecimientos clave que afectan o afectarán directamente a su situación económica y política. Entre ellas encontramos las declaraciones del vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, en la Cumbre de Inteligencia Artificial de París, y su crítica hacia el exceso de regulación de la UE en un sector clave como la IA, la imposición de nuevas barreras comerciales contra industrias estratégicas europeas, como el acero y el aluminio y aranceles recíprocos, o el episodio más importante, que fue la llamada unilateral del propio Donald Trump a Vladímir Putin para negociar la paz en Ucrania.
A pesar de que estos acontecimientos en su conjunto crearon incertidumbre en los mercados, el anuncio de una posible resolución del conflicto ruso-ucraniano afectó positivamente a las principales bolsas europeas y a la fortaleza del euro frente a otras divisas que incrementaron su valor levemente, mientras que el precio del gas y el petróleo descendió. Todo ello, impulsado por la percepción de los inversores de que una posible resolución del conflicto ruso-ucraniano traerá consigo una mayor estabilidad en la región y a su vez, un mayor alivio económico para las empresas del continente.
Sin embargo, quitando de lado este optimismo repentino, las noticias y la forma unilateral de las negociaciones y posibles concesiones a Rusia sin contar ni con la Unión Europea ni con Ucrania, han vuelto a dejar claro la posición de vulnerabilidad en la cual se encuentra sumida la UE, que como bien sabemos, lejos de ser accidental, es consecuencia directa de años de complacencia y de falta de visión estratégica. Es evidente que tanto EE. UU. como China y Rusia consideran a la UE como un actor internacional con una capacidad limitada de influencia global, todo ello, a pesar de ser una de las mayores economías mundiales pero que carece de capacidad de actuación exterior, que se encuentra lastrada por la ausencia de un poder decisorio centralizado que pueda conjugar en su política exterior economía, diplomacia y medios coercitivos. En este sentido, el escenario para Europa es especialmente preocupante, ya que la nueva administración estadounidense ha mostrado su deseo de no comprometerse en aquellos escenarios en los que no estén en juego sus intereses fundamentales.
Europa debe entender, de una vez, que ya no puede (ni debe) dejar en manos de otras potencias su seguridad y prosperidad, sino que debe trabajar como grupo en desarrollar una autonomía estratégica que le otorgue capacidad de adaptación a los cambios y las competencias globales que exigen esta nueva realidad. El informe Draghi publicado durante el pasado año ya hacía referencia a esta cuestión, y planteaba soluciones al respecto. No obstante, Europa parece seguir atrapada en su propia parálisis, y para poder implementarlos necesita liderazgo, pero, sobre todo, necesita unidad de criterio y voluntad política. Sin ello, seguirá siendo una entidad aferrada a su propia inercia, reaccionando a los movimientos de otros en lugar de ir marcando su propio rumbo. La elección parece clara, Europa debe decidir si quiere renacer adaptando su modelo o estancarse en uno que no sintoniza con las realidades actuales. Por el bien de todos, esperemos que reaccione.