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La nueva receta china

JORGE BAUER, TRAINING – CROSS CAPITAL

29/09/2024

En los últimos años, la economía china ha estado atravesando una serie de desafíos cíclicos y estructurales que han ralentizado su crecimiento económico. La debilidad de la demanda, tanto interna como externa, los riesgos deflacionarios, un entorno regulatorio cada vez más estricto e intervencionista, junto con las crecientes tensiones geopolíticas y una crisis inmobiliaria que continúa sin resolverse, han llevado a que las proyecciones de crecimiento de la economía china se hayan revisado a la baja y que los objetivos de crecimiento anual del 5% establecido por las instituciones chinas se sometan al riesgo de no materializarse.

Frente a esta situación, el gobierno chino ha estado tratando de estimular su economía de forma recurrente en lo que va de año, pero las medidas implementadas hasta ahora no han tenido el efecto deseado, y su economía ha continuado resentida. Algunos inversores han empezado a comparar esta situación con la que vivió Japón a finales del siglo pasado, donde tras un elevado periodo de alto crecimiento económico, su economía se sumergió en una era de estancamiento y experimentó una dinámica de bajo crecimiento, deflación persistente y altos niveles de deuda pública, al que posteriormente se le conoció como “el mal japonés”.

China ha tratado de alejarse de esta dinámica y por ello, esta semana el Banco Popular de China (BPC) ha anunciado un nuevo programa de estímulo monetario más ambicioso que los anteriores, con el objetivo final de volver a reactivar la economía y establecer un cambio de tendencia para poder alcanzar sus ansiados objetivos decrecimiento planteados. Asimismo, el Politburó (máximo órgano representante del poder político) también anunció intenciones de establecer un mayor apoyo de tipo fiscal para incentivar de forma más directa al consumo privado.

Las principales medidas de estímulo consisten en la implementación de recortes en las tasas de interés, la reducción de los requisitos de reserva de los bancos y los depósitos de compra de vivienda, junto a préstamos destinados a realizar compras en el mercado de valores. Se estima que este programa, libere entre 1 y 2 billones de yuanes a la economía, o lo que viene a ser lo mismo, entre 140 y 280 mil millones de dólares.

La noticia sorprendió a los mercados, los cuales reaccionaron de una manera altamente positiva a través de fuertes subidas en los principales índices del país en los últimos días, como en el índice de Shanghai (+10%) o el CSI 300 (+15%), que contagiaron a los principales índices mundiales también con subidas. Asimismo, la noticia tuvo un impacto favorable en las acciones de lujo europeas, las mineras globales y los precios de las materias primas, las cuales han estado altamente afectadas por la ralentización económica china y han visto en este conjunto de medidas una oportunidad de mejora en la que sigue siendo una de las principales potencias económicas a nivel global.

Otra cuestión que resultó sorprendente es el momento en el que se realizó el anuncio de este paquete de estímulos, el cual ha sido prácticamente después de la bajada de tipos de 50 puntos básicos que ha realizado la Reserva Federal en EEUU, lo que hace pensar que existe cierta coordinación entre ambos bancos centrales y que la espera del Banco Popular de China ha sido para que su economía no se viera envuelta en dinámicas negativas provocadas por diferencias significativas en los tipos de cambio, todo ello, en medio de tensiones comerciales que siguen existiendo.

En general, el programa de estímulo monetario, junto con el fiscal parece marcar un nuevo punto de inflexión y un comienzo para que el mercado chino se recupere. Sin embargo, China sigue presentando dinámicas estructurales que amenazan su crecimiento a más largo plazo como pueden ser la pérdida de confianza global en su modelo, la falta de transparencia en sus empresas, la creciente imprevisibilidad de las medidas y regulaciones implementadas por su gobierno o las cada vez más constantes reivindicaciones territoriales. No cabe lugar a dudas, que el rol de la economía china en el mundo es y seguirá siendo cada vez mayor y a medida que esta crezca, su mercado bursátil seguirá presentando nuevas oportunidades para los inversores que estén pendientes de ellas, sin olvidarse de identificar y medir bien los riesgos asociados.