Balance de situación
AARÓN RODRÍGUEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital
13-05-2018
Los resultados empresariales del primer trimestre de las empresas estadounidenses han sido uno de los principales focos de atención de los mercados en estas semanas. Estos continuaron siendo más fuertes de lo esperado y los beneficios están en camino de marcar su mejor trimestre desde el 2010 que, junto a unos datos de salarios que muestran un crecimiento interanual del 2,6% y una tasa de desempleo que se sitúa en el 3,9% -el nivel más bajo desde el año 2000-, hacen persistir las preocupaciones de hallarnos en el momento máximo del ciclo actual.
Que los resultados empresariales hayan superado las expectativas, se debe en gran parte al recorte de impuestos. Con el 85% de las empresas que ya han reportado, se observa que los beneficios superan las expectativas en un promedio de 7,3% y el crecimiento del beneficio por acción está camino de incrementarse en un 25%; de no ser por los recortes en impuestos, la cifra se estima que estaría en torno al 18%. Incluso si los beneficios empresariales están en su punto más álgido, no significa necesariamente que el mercado alcista de renta variable esté llegando a su fin. De acuerdo con diferentes estudios, la probabilidad de que continúe subiendo la bolsa los 12 meses siguientes tras el pico de resultados empresariales, se sitúa en el 68%.
Por otra parte, se observa que la inflación subyacente del IPC está ahora cerca del objetivo del 2% de la Fed después de haber subido 50 puntos básicos en los últimos seis meses. El ritmo actual de crecimiento económico implica que es probable que la inflación continúe aumentando durante el próximo año, aunque probablemente a un ritmo más lento. Y si bien los riesgos comerciales principales han retrocedido, siguen perfilándose como un potencial problema a futuro. Las recientes conversaciones comerciales entre EE.UU. y China parecen ser cordiales, pero no se ha visto ningún progreso cuantificable. Es muy probable que los riesgos comerciales continúen centrando la atención de los mercados durante bastante tiempo.
En general, se debe ser constructivos sobre las perspectivas a largo plazo para la renta variable, dado el impulso económico y de beneficios, por lo que es de esperar que la renta variable continúe superando a la renta fija durante el próximo año. Sin embargo, a corto plazo, puede que los mercados continúen aferrándose al mismo rango de cotización en el que han estado desde principios de febrero, ya que el sentimiento avanza entre las preocupaciones sobre la desaceleración del crecimiento, el aumento de la inflación y el optimismo sobre los beneficios empresariales. En un entorno que ya se está volviendo más volátil y en medio de unos bancos centrales menos acomodaticios, con unas valoraciones más exigentes de los activos, y las nuevas características del mercado -deterioro de la liquidez y los crowded trades o precios de activos inflados-, no se requiere de un cambio significativo en los fundamentales para desencadenar el movimiento del mercado.
Sin embargo, no parece que estemos cerca del final del ciclo actual de expansión económica global. Los riesgos tanto positivos como negativos para la economía y los mercados financieros se encuentran bastante equilibrados. El estímulo fiscal de EE.UU. y las combinaciones de políticas procíclicas de la Eurozona y Japón, pueden afectar a la duración y amplitud del ciclo, pero la dinámica debería continuar. En el futuro será clave distinguir entre lo que es meramente cíclico de lo estructural, y eso implica mantener una actitud moderada y vigilante frente a los activos de riesgo, con alta flexibilidad y fuentes de rentabilidad diversificadas, toda vez que se deben detectar las tendencias subyacentes, como la regulación o la disrupción de la tecnología, así como observar la dinámica de cada país que compone el círculo de los emergentes, que terminará revelando a los ganadores y perdedores.