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2018: Annus horribilis para los inversores

MUNESH MELWANI,  SOCIO-DIRECTOR GENERAL

22/12/2018

A nadie se le escapa que este año que termina ha sido de los peores de la historia reciente en cuanto a evolución de los mercados financieros, lo que se traduce en una pérdida de valor de los activos financieros que en éstos cotizan, mermando por tanto las ganancias de los inversores y ahorradores, generándoles pérdidas en la mayoría de los casos, o detrayendo plusvalías latentes acumuladas en ejercicios anteriores.

Los fundamentos económicos siguen siendo buenos a nivel macro, esto es, el crecimiento mundial seguirá en el entorno del 3% aunque se espera una ralentización en años venideros y la inflación, aunque creciente, está en niveles controlados. A nivel micro, las empresas seguirán generando saludables resultados, si bien no al ritmo de estos últimos años, es decir, ya tocaron pico, máxime en EE.UU., mientras en Europa podrían mejorar, si no terminan condicionados por el entorno global.

¿Qué está lastrando entonces las cotizaciones en los mercados financieros? El caso es que en este annus horribilis que termina, los inversores afrontan la situación con más incertidumbres de lo habitual: tensiones por la guerra comercial iniciada por EE.UU., el desafío italiano a la UE, el desenlace final del Brexit, el auge de la ultraderecha y el populismo en Europa, el rearme de Rusia, etc. Todo conduce a que al final acabe haciendo mella en el sentimiento inversor, llevándole a ponerse en modo “risk off”, esto es, saliendo del mercado, vendiendo activos. Se trata por tanto de ponerse “pesimista”.

Lo que si ha cambiado es el panorama económico-financiero que acompaña al menor crecimiento esperado: tipos oficiales al alza, con traslación a las curvas de deuda pública; márgenes crediticios corporativos al alza desde mínimos históricos, con efectos sobre los impagos de las empresas a futuro; el endeudamiento de los Estados y de las empresas está en máximos históricos sobre PIB, dado que han estado aprovechando el entorno de tipos cero de los últimos años, con la sensibilidad que trae consigo ante un escenario de alcista de tipos. Todo este cóctel hace que el consenso de analistas sitúe la recesión (técnica) con un 40% de probabilidad en el tercer trimestre de 2020, entendiendo como tal, cuando se dan tres trimestres consecutivos de menor crecimiento económico vs el año anterior. Esto es lo que viene descontando el mercado recientemente. Con estas previsiones, en 2019 no vamos hacia una recesión, sino hacia un menor crecimiento. Obviamente el escenario más temido es que se adelante una recesión, que no tiene porqué darse, al no ser que haya algún detonante nuevo o algún desenlace inesperado de todo lo que hay en curso.

Desde el punto de vista de la inversión, en 2018 destacan el regreso de la volatilidad (crecimiento) y la correlación positiva que han mostrado todas las clases de activos financieros, haciendo imposible la labor del gestor que intenta aplicar diversificación en las carteras, esto es, que el riesgo de mercado se reduzca por la compensación del comportamiento de los distintos activos entre sí. En síntesis, en 2018, salvando algunas excepciones (algunos productos agrícolas, el dólar y algún hedge fund), ha caído todo: los monetarios (tipos negativos), la renta fija, la renta variable, las inversiones alternativas (crudo, oro, real state cotizado, hedge funds, …), afectando especialmente a la psicología del ahorrador que comenzaba a invertir vía fondos de inversión, habiendo migrado desde productos más tradicionales.

¿Cómo invertir en 2019? En nuestra opinión, conviene ser más prudentes: recomendamos aumentar la posición en liquidez/monetarios, reducir la exposición a la renta fija y a la renta variable, y aumentar la gestión alternativa, buscando descorrelación y orientación a la obtención de retornos absolutos. En cualquier caso, tras esta corrección experimentada, indudablemente hay activos (en todas las clases) muy por debajo de su valor razonable, brindando oportunidades de inversión muy rentables a largo plazo. Asesórense bien.

¡Aprovecho la ocasión, para desearles una muy FELIZ NAVIDAD y un muy PRÓSPERO 2019!