Turno de Italia
MUNESH MELWANI, SOCIO-DIRECTOR GENERAL DE CROSS CAPITAL EAFI
1/10/2018
El pasado jueves noche, el gobierno populista italiano alcanzó un acuerdo sobre el objetivo de déficit para 2019 fijándolo en el 2,4% del PIB, casi un punto por encima con respecto a la propuesta del 1,6% elaborada por el titular de economía, el independiente Giovanni Tria, que contaba con el visto buen tácito de la Comisión Europea. El documento oficial con las medidas a implementar todavía no ha visto la luz aún, si bien conforme a las estimaciones de los analistas, el nuevo objetivo de déficit supondrá una relajación fiscal que supondrá al menos un 0,7% del PIB o quizás algo más. Tras la compleja situación turca del verano, ahora le toca el turno a Italia.
Las declaraciones de los líderes políticos del partido 5 Estrellas y La Liga sugieren que el Sr. Tria ha tenido que ceder a las presiones políticas y autorizar la introducción de un subsidio de 10.000 millones de euros (0,55% del PIB) para combatir la pobreza, una pensión mínima mensual de 780 euros y una partida de 1.500 millones para indemnizar a las “víctimas del sector bancario”. Otra medida clave supone el alargamiento de la edad de jubilación, que a groso modo se podría interpretar como una reforma del sistema de pensiones introducida anteriormente por el gobierno de Monti. Una novedad, aunque con efecto residual, podría ser reducir la factura fiscal para los autónomos. La subida del IVA que se podría traducir en un 0,7% del PIB está por lo visto desechada. Finalmente, tendrían espacio para aumentar la inversión pública, si bien no hemos visto referencias en la prensa sobre ello.
Dejando para más adelante un análisis más profundo sobre las decisiones adoptadas, nuestra impresión preliminar, es que se trata de medidas de política fiscal orientadas a subsidios con un impacto a largo plazo cuestionable sobre el crecimiento potencial, más que medidas enfocadas a promover la productividad, creación de empleo y aumento de la inversión. Esto supone un giro vs la política fiscal responsable de gobiernos anteriores y deja poca capacidad de maniobra en la reducción del endeudamiento para 2019 y años siguientes.
Nuestro escenario central hasta ahora era un déficit del 2% del PIB, dado que fijar niveles objetivo superiores introducirían inestabilidad, pero así ha sido. No descartamos que las agencias de rating actúen en las próximas semanas, y obviamente los mercados no se lo han tomado nada bien el pasado viernes, con caída de la bolsa de Milán que llegó a superar el -4% y repunte del bono italiano a 10 años que superó en algunos momentos los 35 puntos básicos en rentabilidad (superando al Treasury americano…), por encima del 3,2%, esto es, 270 puntos de prima de riesgo, por encima del Bund alemán.
Lo más relevante bajo una perspectiva de corto plazo, es que el riesgo país afecta al coste de endeudamiento de los bancos y erosiona sus recursos propios al ser grandes tenedores de deuda del tesoro italiano. Si la situación perdura, podría afectar a las condiciones de crédito a familias y empresas, retrayendo el sentimiento del consumidor y rompiendo la tendencia alcista del capex privado, derivando por tanto en un claro riesgo para el crecimiento económico de Italia.
Ahora esperamos una relación más tensa con la Comisión Europea ante este nuevo objetivo de déficit, pero poco puede hacer ésta para acomodar esta situación, con lo que seguramente sitúe a Italia en el marco del Procedimiento de Déficit Excesivo, más allá de rechazar sus presupuestos para 2019 y devolvérselos para solicitar modificaciones por el gobierno y parlamento de aquel país, que intentará mantenerse en su postura. La tensión financiera, si dura mucho y empeora la situación del país y de su sistema financiero, de cara a las elecciones europeas de Mayo de 2019, podría salirle caro a la coalición gobernante.