Cómo mejorar nuestras decisiones financieras
MUNESH MELWANI. Socio-Director General de Cross Capital Eafi
Agosto-2018
Iniciamos con este artículo una sección con la que pretendemos no solamente abordar la actualidad económica-financiera, bajo una óptica internacional y también local, sino que además profundizaremos en la descripción y funcionamiento de distintos instrumentos de inversión, así como en soluciones financieras para las empresas, administraciones públicas, así como fundaciones. En definitiva, nuestra intención es la de compartir nuestros conocimientos y aportar así nuestro grano de arena para mejorar la educación financiera en nuestro país, así como acercar al lector al ámbito financiero.
Las estadísticas hablan por si solas: el ahorrador español, invierte poco y además lo hace generalmente mal. Las causas suybacentes: una escasa formación financiera, una sobreconservadurismo y una tendencia natural a la inversión inmobiliaria, y por supuesto, la influencia de la banca comercial, en un país históricamente bancarizado y en el que el 90% de los productos financieros se siguen distribuyendo a través de las sucursales de las entidades financieras.
Pero vayamos por partes, las familias españolas solamente ahorran un alarmante 5% de la renta bruta disponible, según datos del INE al cierre del primer trimestre de 2018, tasa cerca de mínimos históricos y lejos del 13,4% que se alcanzaba con carácter previo a las gran crisis financiera iniciada en 2007 y es que la recesión ha dejado secuelas profundas, con un paro que sigue siendo estructuralmente alto y con unas revisiones salarias apenas perceptibles. Además, respecto a la media europea, cuya tasa de ahorro ronda el 12%, la composición es bien distinta: mientras los españoles destinan un 40% a depósitos, este porcentaje los europeos lo invierten en productos de ahorro a largo plazo, tales como planes de pensiones y seguros de vida-ahorro.
Y es que en España, no se invierte de forma profesionalizada, la gente prefiere, por regla general, no pagar por el asesoramiento financiero y que se le camuflen las comisiones en el producto contratado, praxis que se termina con la entrada en vigor de la directiva europea MiFID II, cuya aplicación comenzó en enero de 2018. Los bancos son conscientes de esta preferencia e históricamente han explotado esta vía, algo que ha cambiado desde hace años en la industria financiera del mundo anglosajón, en el que las EAFIs (Empresas de Asesoramiento Financiero) han proliferado y donde el ahorrador prefiere cada vez más, que sus inversiones sean gestionadas por una firma independiente, lejos de los intereses bancarios, que en muchas ocasiones distan, y mucho, de los intereses del cliente.
Para nosotros, como firma independiente de servicios de inversión, resulta doloroso analizar cifras como el importe invertido en depósitos y renta fija al cierre de 2017, según datos del Banco de España: hay más de un billón de euros en esta clase de activos, que no llega a cubrir la inflación, es decir, se pierde poder adquisitivo. Se trata de un claro conflicto de interés entre clientes y bancos: ¿cómo se va a cubrir las necesidades de ahorro a largo plazo con depósitos a corto plazo, que no baten la inflación? La banca argumenta que “por lo menos retribuyen algo”, en un contexto de tipos negativos. Y ahora que nos adentramos en un contexto alcista de tipos, ¿Tiene más riesgo la inversión en renta fija o en renta variable? Claramente, la renta fija, pero sigue generando cierto desconocimiento.
Esta dejadez a la hora de administrar el patrimonio está muy relacionada con el hecho de que el mundo financiero resulta farragoso y muy lejano para la mayoría de los ahorradores, esto es, falla la cultura financiera. Para combatir esta situación, el Banco de España y la CNMV pusieron en marcha en 2008, el Plan de Educación Financiera, prorrogado hasta 2021, que contempla una serie de actuaciones para formentar la cultura financiera en lo que se refiere al ahorro. Pero esto no es suficiente, el Gobierno, sea del color que sea, debe incluirlo en el Plan General de Estudios. Asimismo, resulta crucial el aprendizaje consustancial a relacionarnos con el dinero y con el riesgo, dado que las emociones influyen en la toma de decisiones financieras, por lo que resulta vital saber controlarlas.
Otro factor que ha retraído el comportamiento inversor y que explica asismismo el predominio del perfil más conservador y por tanto la aversión al riesgo, son los innumerables casos de mala praxis bancaria acontecidos en la última década: preferentes, fondos inmobiliarios, estructurados ligados a Lehman Brothers, fondos garantizados, salida a bolsa de Bankia, swaps en la financiación corporativa, etc, todos ellos con jurisprudencia en favor del cliente bancario.
Por tanto, ante la pregunta de cómo invertir mejor, les diríamos que mejorando su cultura financiera, pero además, poniendo su dinero a trabajar en buenas manos profesionales y siempre alineadas con sus intereses.