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AARÓN RODRÍGUEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital
30-04-2017
El pasado domingo el centrista Enmanuel Macron se alzó con la victoria en la primera vuelta de las elecciones francesas, superando en la recta final a la candidata más peligrosa para el proyecto de Europa, Marine Le Pen, tras una emocionante carrera de caballos donde los cuatro candidatos estuvieron muy igualados hasta el último momento. La segunda y última vuelta tendrá lugar el próximo día de la madre; el lunes, Francia tendrá nuevo líder.
Vemos esto como una sorpresa positiva para los activos de riesgo en el corto plazo. Macron, que se percibe más favorable para el entorno empresarial y el proyecto europeo, debería aprovechar el “momentum” construido para vencer definitivamente en la segunda vuelta. Recordemos que Le Pen es de extrema derecha, por lo que los votantes que obtendría en el 7 de mayo deberían de andar por el mismo número, mientras su rival, de corte centrista, sumaría apoyos en la izquierda y la derecha menos radical. La vieja Europa vuelve a demostrar una vez más su compromiso con el proyecto común y Francia lo ha hecho con el clásico “Liberté, égalité, fraternité”, en un momento de tensión geopolítica como la actual y donde otros países del G10 intentan adoptar políticas proteccionistas del siglo XVII como seña de incapacidad para “jugar” en el mundo actual.
Los mercados aún descuentan algo de riesgo político, pues no está todo decidido, pero el sentimiento de los inversores se ha generalizado a favor del euro. La deuda francesa se recupera en relación a su homólogo alemán, reduciendo así los diferenciales de rendimiento; al tiempo que se espera que la rentabilidad del bono alemán revierta y comiencen a normalizarse nuevamente los precios. Las primas de riesgo deberían continuar estrechándose hasta las elecciones legislativas de junio, y para la segunda mitad del año Alemania ya no supone un problema, pues el partido islamófobo AfD, se está desmoronando tanto internamente como a nivel encuestas por rencillas internas… si todo sale dentro de lo normal, el próximo riesgo político europeo será dentro de un año, en Italia.
La reducción del riesgo político permitirá a los inversores centrarse en el crecimiento de la región, donde las perspectivas sobre el crecimiento y la inflación continúan mejorando. Esto traerá mayores rentabilidades para los bonos e incremento de los spreads en deuda corporativa de grado de inversión, especialmente si los mercados perciben que el Banco Central Europeo cierra filas y comienza a cerrar su programa de compra de activos –recordemos que una mayor rentabilidad implica una caída en el precio, por tanto, los inversores que tengan este tipo de activos en sus carteras verán perjudicados sus retornos-.
Así, todo parece indicar que a Europa ya sólo le queda beneficiarse de la reactivación del crecimiento global, en un entorno donde la renta variable se perfila como el mejor activo para este año. Sin embargo, Draghi se mostrará muy cauto esta vez, por lo que intentará contener los ánimos de revertir las políticas aplicadas; después de todo, esta situación macro ya se vivió en 2011, cuando Jean-Claude Trichet, quien presidía el BCE por aquel entonces, confundió un repunte de la inflación con la recuperación económica. La decisión consistió en subir de los tipos de interés con la idea de mantener la estabilidad de precios para que, tan sólo unos meses después, tuviera lugar una intervención a nivel global de los principales bancos centrales con líneas de liquidez y otra medidas excepcionales para recapitalizar la banca, incentivar el crédito y apoyar en definitiva una recuperación del crecimiento económico.