Definiendo a las Blue Chips
AARÓN RODRÍGUEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital
27-01-2017
Se denominan blue chips a aquellas empresas ya consolidadas en el mercado cuya imagen sea ampliamente aceptada y cuenten con solidez financiera. Se trata, por tanto, de empresas de primer nivel y con una estructura capaz de hacer frente a las adversidades económicas del momento con el objetivo de mantener un crecimiento estable en el tiempo. Los ejemplos más conocidos son: Coca-Cola, P&G, Nestlé, Unilever, etc. En todos los mercados nacionales hay blue chips, pero, ¿cómo identificarlas?
Existen multitud de datos que podrían ser útiles para determinar el tamaño de una empresa. Desde una perspectiva económica y social, el número de personas que una compañía emplea podría ser considerado un muy buen indicador de tamaño. Esta medida proporciona información sobre el impacto que la compañía genera en su entorno, ya que los salarios que abona impactan en otros segmentos de la economía. Por otro lado, cuantas más personas emplee una empresa, mayor será el impacto que ésta genere en la calidad de vida de la sociedad.
Alternativamente, podríamos considerar el impacto que tiene la compañía sobre el mercado. Es lógico concluir que cuantos más bienes vende una empresa, más grande es; así que utilizar como indicador de tamaño el nivel de facturación, tampoco parece una mala idea. No obstante, paralelamente a esta afirmación se podría argumentar que la rentabilidad de la empresa es aún más importante que el nivel de facturación; si una empresa se dedica a importar bienes producidos por terceros obteniendo con ello un pequeño margen, ¿qué beneficios puede reportar a la sociedad o a la economía? Tendría que tratarse de una compañía con un perfil alto, que requiriese de un espacio de instalaciones y personal considerable, antes de cuestionarse siquiera su impacto. Es por ello que, si vamos a distinguir entre grandes y pequeñas empresas por el tamaño que ocupan en el mercado, los beneficios de la misma deben prevalecer sobre la facturación.
Finalmente, se podría emplear también como indicador, la capitalización bursátil de la compañía. Desde un punto de vista conceptual, éste no sólo tiene en cuenta el poder adquisitivo actual de la empresa, sino también sus perspectivas de crecimiento. Otras formas de clasificar las compañías responden a cuestiones como: tamaño del activo total, su valor en libros, o el valor de la empresa (deuda y capital).
Como se puede observar, existen diferentes maneras de clasificar a una empresa como grande y, si bien existen algunas coincidencias, lo normal es que haya disparidades significativas. Así, desde un punto de referencia y asignación de activos, la metodología más empleada es la capitalización bursátil. La mayoría de los índices, como el S&P500, Eurostoxx o nuestro querido Ibex-35, están ponderados por capitalización bursátil y el índice representa la suma del valor de mercado de todas las acciones que componen el índice. Como consecuencia de ello, las empresas más grandes tienen un mayor impacto en el rendimiento del mismo. Si quiere indagar en la búsqueda blue chips para su cartera, la herramienta de Financial Times le resultará bastante útil.