Contáctenos: +34 922 098 062

Sí, yo quiero, pero a qué puerta debo tocar

Alternative Funding

JOHANNA PRIETO Finanzas Corporativas en Cross Capital

 

15-11-2016  The Financial Post

 

Nos parecía interesante inaugurar nuestra participación en un blog con estas características, útil, efectivo y cercano, con algo tan real como son las dificultades en la obtención de financiación para las empresas –no solo hoteleras– a la hora de llevar a cabo las inversiones que les gustaría.

Seguramente les sonará aquello de que no se deben dormir y aprovechar la buena situación de la que goza el sector, y por ende, las excelentes cifras de ventas y resultados actuales para anticiparse y llevar a cabo esas inversiones de reposicionamiento y/o remodelación de las instalaciones de las que no sólo somos conscientes, sino que estamos incluso obligados en algunos casos, tanto desde el punto de vista más formal/legal como para poder ser competitivos. Vale, es cierto, que levante la mano aquel gestor que reconoce que desde el punto de vista del negocio es el momento de invertir, pero que la baje ahora aquel que tras las primeras reflexiones y acercamientos se haya dado cuenta que no va a ser tan fácil contar con los medios para acometerlas. Si hiciéramos un recuento, ¿cuántas manos alzadas quedarían? Seguro que algunas, varias incluso si se trata de un día soleado y en el que somos optimistas tras mirar por la ventana de nuestras instalaciones con una ocupación casi al máximo. Ahora bien, ¿cuál es la realidad de aquellos que ya lo han intentado? Ciertamente, se dan dos realidades.

Cierto es que desde las instituciones, asociaciones y consorcios, tanto territoriales como provinciales y locales, se han hecho esfuerzos para facilitar la ejecución de inversiones en el  sector hotelero, destacando acuerdos de financiación con determinados agentes supranacionales como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) canalizada por determinados bancos, líneas de financiación específicas con bancos, procedimientos para facilitar y agilizar la gestión y tramitación de determinados incentivos, subvenciones y ayudas, consultoría especializada para identificar las debilidades y necesidades de reposicionamiento, planes de modernización, mejora, competitividad, etc. No obstante, queda patente que esos esfuerzos no han sido suficientes, ya que existe un claro fallo de mercado que afecta especialmente a los hoteles de menor volumen y/o con una gestión familiar y más tradicional.

La realidad que nos encontramos, y que estamos cansados de leer en los periódicos, es que los movimientos financieros en el sector se limitan a grandes cadenas y empresas, tanto regionales como nacionales e internacionales, que cuentan con recursos financieros suficientes para aprovechar las oportunidades que van surgiendo. Se repite así el pensamiento que todo ciudadano se hacía hace unos años cuando en plena crisis y caída del precio de la vivienda a mínimos decíamos ¡¡¡quién tuviera dinero ahora para comprar!!!, o ¡¡¡lo que haría yo si el banco me diera financiación…!!!

En base a nuestra experiencia y los encuentros que hemos tenido con varios gestores y propietarios hoteleros, queda patente la imposibilidad, en muchos de los casos, de obtener fondos por parte de las entidades financieras para llevar a cabo las  inversiones deseadas. Al margen de los objetivos y prioridades de ayuda y apoyo al sector definidos y publicitados por la entidad financiera, tras un análisis del proyecto por parte de la misma, se les deniega la financiación y/o se les solicitan covenants y/o garantías que en la práctica imposibilitan la operación. Sin entrar a valorar, ni criticar la postura de estas entidades financieras, ya que en muchos casos la ‘no-sanción’ es consecuencia de las propias restricciones internas en materia de provisiones y normativa contable, impuestas por el Banco de España, la realidad es que los proyectos no salen adelante. Argumentos como que el historial pagador de la empresa no es bueno o que ha sido muy ajustado en años anteriores, que existe el riesgo de que los niveles de ocupación no se vayan a mantener en los niveles actuales una vez se despeje el panorama internacional, etc., hace que los únicos proyectos que salgan adelante sean los de empresas y/o empresarios que tienen un nivel de solvencia elevado con garantías y otros activos rentables en su patrimonio. Es decir, la realidad es que no se financia y evalúa sólo los flujos y riesgos del nuevo proyecto a acometer sino las garantías que se puedan aportar, ¿qué nos queda entonces? Aunque no lo parezca, hay alternativas de financiación y muchasSe hace preciso recurrir a la financiación no tradicional, más allá del préstamo bancario tradicional para cubrir ese fallo de mercado que existe actualmente, no solo para resolver una necesidad puntual, sino también a efectos de diversificar las fuentes de financiación de la empresa.

En esta línea se viene trabajando por el Gobierno de España desde finales de 2012, dentro de los requerimientos definidos en el contrato que enmarca el rescate bancario solicitado por España para fomentar la intermediación financiera no bancaria. Teniendo en cuenta que la dependencia de la financiación bancaria de las empresas en España es elevada (un 70% en España respecto al 45% de otros países comparables europeos), resultaba imprescindible impulsar mecanismos institucionales que faciliten el acceso a la financiación por parte de las empresas ante un deterioro de la capacidad de prestar de los bancos. Así, tras unos años en continuo desarrollo este tipo de mecanismos, por fin ha llegado el momento de que las empresas sean las que den los primeros pasos para reducir su dependencia bancaria, manejando, como ya han hecho algunos gestores hoteleros, fuentes de financiación alternativas, como la financiación directa por parte de inversores institucionales nacionales e internacionales (direct lending), el acceso a capital riesgo y fondos de inversión, fondos de deuda, plataformas de descuento de pagarés y/o facturas, estructuración de vehículos de inversión para la financiación de determinadas inversiones, acceso a mercados de renta fija y acciones (MARF y MAB), etc. Este escenario podría incluso facilitarse en la medida que las instituciones territoriales y provinciales vayan desarrollando mecanismos que faciliten que inversores no bancarios estén dispuestos a asumir riesgos (concesión de avales, financiaciones parciales, menor prelación en el orden de cobro, etc.) Así, es el momento de comenzar a tocar en firme otras puertas.