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Cómo afrontar las caídas del mercado

MUNESH MELWANI, SOCIO-DIRECTOR GENERAL

20/04/2025

Las caídas bursátiles son parte natural de la evolución de los mercados financieros, y aunque generan nerviosismo, también brindan oportunidades únicas para los inversores preparados. Históricamente, desde el punto de vista estadístico, las correcciones del mercado, definidas como caídas de al menos un 10%, ocurren aproximadamente cada 18 meses, mientras que las caídas mayores, del 20% o más, suelen presentarse cada seis años.

Un estudio detallado del S&P 500 desde 1954 hasta 2024 muestra que todas estas caídas fueron seguidas por recuperaciones. De hecho, tras cada descenso superior al 15%, el mercado obtuvo en promedio una rentabilidad del 52% en el año siguiente. Estos datos subrayan una realidad esencial: la bolsa, en el largo plazo, tiende siempre al alza.

La razón principal por la cual la bolsa muestra esta tendencia alcista a largo plazo es la capacidad continua de crecimiento y adaptación de las empresas. Con el paso del tiempo, las compañías suelen innovar, aumentar sus ingresos, mejorar su eficiencia operativa y, en consecuencia, incrementar sus beneficios. Este crecimiento económico sostenido de los resultados se refleja en la cotización de sus acciones, impulsando así al mercado bursátil hacia arriba a largo plazo, pese a las fluctuaciones a corto plazo provocadas por factores económicos, políticos o sociales.

La clave para aprovechar estas situaciones radica en mantener la calma y la perspectiva adecuada. Las emociones pueden ser enemigas del éxito inversor. El Premio Nobel Daniel Kahneman demostró que la aversión a perder es más poderosa que el deseo de ganar, llevando a muchos inversores a abandonar el mercado en el peor momento posible. Por ello, es vital recordar que lo que antes nos atraía, ahora podría estar disponible a precios más atractivos.

En estos momentos turbulentos es cuando realmente se pone a prueba nuestra disciplina inversora. Si la tesis fundamental que nos llevó a adquirir las acciones de una compañía no ha cambiado, lo lógico no solo es mantener la posición, sino incluso aprovechar para reforzarla mediante la estrategia de promediar a la baja en aquellas posiciones en las que tenemos una alta convicción.

Por supuesto, es fundamental tener un plan de inversión claro y diversificado que contemple tanto objetivos de largo plazo como la tolerancia al riesgo. Una cartera bien construida, equilibrada con distintas clases de activos, o incluso si fuera de renta variable pura, lo importante es que esté invertida en compañías cuyo negocio entendemos perfectamente, con ventajas competitivas fuertes y buenas perspectivas a futuro, independientemente de la volatilidad actual.

A menudo, las noticias y los titulares provocan reacciones emocionales, pero el inversor que logra mantenerse centrado en sus objetivos de largo plazo es quien, finalmente, obtiene los mejores resultados. Por ello, no se trata de predecir los movimientos de corto plazo del mercado, sino de mantener la convicción en las empresas sólidas y aprovechar estratégicamente las oportunidades que ofrecen estas caídas temporales.

Recuerden siempre: invertir no es un esprint, es un maratón donde la paciencia, la disciplina y la convicción marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso financiero.