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Mind the gap

AARÓN RODRÍGUEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital

 

03-07-2016

 

Las caídas bursátiles siempre se vuelven obvias en retrospectiva. Cuando estalló la burbuja tecnológica en la primavera del año 2000, tras largos años de ganancias, la Nueva Era llegó a su fin. Por aquel entonces, algunos inversores prudentes consiguieron salir bien parados del mercado. Años más tarde, en la película “La gran apuesta” se nos informaría que el dinero inteligente es capaz de entender la situación, en este caso, que el mercado de la vivienda estadounidense estaba sufriendo un peligroso recalentamiento. Si bien la mayoría de los inversores no pudieron percibir el problema al quedar atrapados por la euforia de un mercado alcista, los que vivieron la situación desapasionadamente, enseguida comprendieron que el juego había terminado.

Tal vez con el voto de apoyo al Brexit suceda lo mismo. Quizás, dentro de varios años veamos una nueva película basada en la sátira de la locura colectiva de una nación de ricos que cosecharon enormes beneficios en sus carteras después de 2008 sólo para perderlas durante la depresión mundial causada por la ruptura de Europa. La verdad estaba justo frente a ellos, pero estaban ciegos; comentarán desde el otro lado del charco. Eso podría pasar. O podría ser que el Brexit contagiara al mercado estadounidense mucho más que la crisis financiera griega, las agresiones de Putin, la rebaja de la calificación crediticia a las empresas del S&P500, o los problemas de política presupuestaria de EE.UU. Cada uno de estos eventos salpicó al mercado de EE.UU como un globo de agua lo hace sobre un elefante. En ese momento, cada uno parecía ser de importancia mundial, causando caídas en los mercados bursátiles acompañados de comentarios desesperantes. En cambio, lo que sucedió fue que el S&P500 obtuvo un 16%, 32% y 14% de rentabilidad en los siguientes tres años. Nadie va a hacer una película burlándose de la locura del exceso de confianza de los inversores en 2011. Los puntos de inflexión del mercado nunca son evidentes hasta después de haber ocurrido.

Como se mostró en la película, inversores de diversos orígenes se dieron cuenta de la burbuja de la vivienda antes de que estallara. Muchos anticiparon una caída como la del 2000, ya que varios fondos formalizaron coberturas y la esquivaron por completo. En 1987 también hubo fondos que evitaron la caída. Pero por desgracia, casi ninguno de ellos repitió su éxito. Un ejemplo vivo de ello, es John Paulson, quien fue el mayor inversor en corto en 2007 se vio obligado recientemente a invertir parte de esos beneficios en sus hedge funds en crisis. Por lo tanto, del voto del si al Brexit se puede decir lo siguiente: i) puede ser que EE.UU. se encuentre en la parte superior del actual mercado alcista, o puede que no; ii) si es así, algunos gestores lo saben, y se beneficiarán con creces; y iii) por desgracia no conoceremos a esos gestores hasta dentro de varios años. Y esto es porque un mercado potencialmente bajista no es igual que el anterior. Cada agitación del mercado difiere en sus detalles, lo suficiente como para que un gestor que determina el análisis correcto en un caso, no pueda ver el problema la siguiente vez.

Debido al hecho de que toda crisis es diferente, no podemos aplicar las lecciones del pasado para conocer el futuro. Tampoco podemos mirar a los que tomaron la decisión acertada la última vez. No hay nada que hacer, lógicamente, más que seguir caminando, como siempre, y teniendo en cuenta la simple lógica de que los mercados evolucionan hacia arriba más de lo que lo hacen hacia abajo, y que, sin el beneficio de la retrospectiva, no podemos saber qué inversiones serán las correctas en esta crisis del Brexit. Nosotros pensamos que en el corto plazo las bolsas de EE.UU. se verán beneficiadas; a nivel global, sectores como energía, salud y tecnología se comportarán mejor y en lo que se refiere a Reino Unido, puede que se comporte mejor que la Eurozona por la depreciación de la libra, algo que ya está sucediendo. Con un enfoque de largo plazo, que es por el que abogamos, existen muchas oportunidades en renta variable aplicando una óptica “value”. En cualquier caso, en el segundo semestre reinará la volatilidad, por lo que como se indica en el metro londinense “mind the gap”.