Planes de pensiones: ¿invertir a largo plazo o reducir la factura fiscal?
VALERIE LEWIS BENTO, SOPORTE DE NEGOCIO
21/11/2021
La esperanza de vida de los españoles se ha duplicado en apenas cuatro generaciones. Esto se traduce en un aumento de años de vida, con un promedio de 80 años. Viene determinado por la combinación de factores sociales, económicos, demográficos, sanitarios y epidemiológicos, que explican esta evolución, así como el bienestar económico de la población. Vivir 20 años, o más, después de los 65 ya es una realidad para los españoles, según los indicadores demográficos básicos más recientes publicados por el INE.
Sin embargo, ¿somos conscientes de lo que esto conlleva? Cuando hablamos de esperanza de vida, también debemos tener en cuenta la tasa de natalidad en el mismo territorio. En los seis primeros meses del año, los nacimientos han descendido un 5,2% respecto al mismo periodo de 2020 y un 7,9% respecto a 2019, con una media de 1,09 hijos por mujer. Cuando entrelazamos estas dos variables llegamos a una conclusión: España envejece.
¿Qué hacer para salvar la ansiada jubilación? Bien sabido es que los trabajadores menos veteranos recibirán unas prestaciones del sistema público insuficientes, por lo que es primordial complementarlas con cualquier otro instrumento de ahorro, como un plan de pensiones privado. La principal función de estos planes de ahorro es proveer a su partícipe de una cuantía extra una vez se haya jubilado. Para ello, lo recomendable es que el beneficiario realice unas aportaciones, extraordinarias o periódicas, a un plan de pensiones que se adecue a sus parámetros de rentabilidad objetivo y riesgo asumible. De esta manera, cuando el partícipe quiera rescatar dicho plan, obtendrá un ahorro acumulado que le deberá compensar en su nueva etapa.
Además de su finalidad principal – ser un instrumento de ahorro a largo plazo -, también existe un atractivo fiscal. Todas las aportaciones, tanto periódicas como extraordinarias, suman para hacer la desgravación fiscal, pudiendo desgravar un máximo 2.000€ al año, con un límite del 30% de la suma de los rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas percibidos individualmente en el ejercicio. En caso de exceder el límite de desgravación, se podrá trasladar el exceso a la declaración de IRPF de los cinco ejercicios siguientes. Estas ventajas fiscales, se verán reducidas para el 2022, después de la aprobación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado, siendo 1.500 euros el nuevo importe máximo de aportación deducible.
Respecto a partir de qué edad es recomendable comenzar a invertir en un plan de pensiones, cuanto antes, mejor. Un ahorrador debe tener en cuenta que el patrimonio acumulado para la jubilación dependerá de dos variables: el tiempo y la rentabilidad. Cuanto antes empiece, mayor patrimonio se acumulará. Por ejemplo, nuestro objetivo de rentabilidad en Cross Capital para un perfil moderado con vocación de largo plazo es superar de forma consistente el 5% anualizado. Esto significaría duplicar el capital invertido inicialmente cada 14 años aproximadamente. Un ejemplo más gráfico: una persona de 30 años, con una aportación anual de 1.000 €, acumularía unos 95.000 € a los 65 años.
Existe un catálogo de planes de pensiones tan variado como la necesidad de la persona que lo quiera contratar, otorgando flexibilidad para decidir la estrategia de inversión en función del horizonte temporal inversor y del perfil de riesgo: a más largo plazo idealmente, más renta variable; o los más conservadores, enfocados a batir las rentabilidades del ahorro tradicional (IPFs). Incluso hay planes que están diseñados para replicar el estilo y la política de inversión de un fondo de inversión, como es el nuestro: LEGACY Plan de Pensiones, que persigue una rentabilidad anual neta del 5%. Se trata de encontrar un buen gestor que haga funcionar la magia de la capitalización compuesta y a partir de ahí, aportar anualmente para vivir una jubilación dorada.