Las materias primas como inversión
DAVID MARTÍN, ANALISTA Y ASESOR FINANCIERO DE CROSS CAPITAL
Junio 2021
En lo que va de año, los precios de las materias primas se han mantenido al alza, continuando con el rebote que comenzó a finales de abril de 2020, en paralelo a la recuperación de las bolsas. Esta tendencia alcista ha dado lugar a un debate entre inversores: ¿se trata del comienzo de un nuevo superciclo de las materias primas o simplemente nos encontramos en un periodo prolongado de demanda anormalmente fuerte derivada de la recuperación económica? Lo cierto es que las actuales condiciones del mercado indican que estamos entrando en un período de encarecimiento de las diferentes materias primas (pues estaban muy baratas desde el punto de vista histórico y en términos relativos vs otras clases de activos), pero no está claro si estas condiciones serán suficientes para prolongar el periodo alcista durante varios años y, por tanto, establecer el comienzo de un nuevo superciclo.
El objetivo de este artículo es describir qué se entiende por materia prima, qué importancia tienen los mercados financieros para esta clase de activo y cómo se puede tomar exposición. Conceptualmente, una materia prima o commodity es todo bien que es transformado durante un proceso de producción hasta convertirse en un bien de consumo. Las materias primas son el primer eslabón de una cadena de suministros. Por tanto, la principal característica de las materias primas es su cercanía al estado natural en el que se encontraban antes de ser explotadas. El mercado de materias primas se segmenta principalmente entre materias primas blandas, generalmente cultivadas o procedentes de la ganadería, y materias primas duras, productos extraídos del suelo. Sin embargo, la clasificación más utilizada entre las materias primas, debido al gran abanico de familias que abarcan es: metales industriales (cobre, níquel, …), metales preciosos (oro, paladio, …), energía (petróleo brent, gas natural…), agrícolas (trigo, soja, …), ganadería (vacuno, porcino…) y perecederos (cacao, zumo de naranja…).
Como se puede apreciar, existe una amplia gama de materias primas, bienes fungibles que, para facilitar el intercambio en un mercado cotizado deben ser similares, independientemente del lugar donde se produzcan o donde se encuentren. Por ejemplo, un lingote de oro en Chicago tiene que ser igual a un lingote de oro en Singapur. La estandarización del mercado permite a los inversores de todas las regiones del mundo comercializar con grandes cantidades de estos bienes. En estos mercados, se encuentran operadores no financieros como los productores o los consumidores, con los proveedores financieros (inversores o especuladores). Los primeros, utilizan estas plataformas de comercio para realizar estrategias de cobertura y cubrir un riesgo especifico que puede surgir en el futuro; mientras que los segundos, suelen ser su contraparte, operadores financieros en búsqueda de rentabilidad.
Para los inversores, las materias primas forman parte del universo de activos reales. En la inversión en activos reales, los inversores adquieren derecho a la propiedad directa del activo subyacente, de carácter no financiero. Esta modalidad de inversión forma parte del grupo de “activos alternativos o inversiones alternativas” en el ámbito de la gestión de carteras. Un aspecto que diferencia las clases de activos reales es la medida en que la propiedad de éstos involucra aspectos operativos, como la gestión del día a día. Además, en el caso de las materias primas, no presentan flujos de efectivo asociados al activo subyacente, si bien no dejan de ser activos de riesgo. Las opciones que los inversores tienen para tomar exposición en ellas, en su mayoría, son complejas y difíciles de entender. Pero, ¿por qué un inversor podría considerar la inversión en materias primas? Esta clase de activos permite contribuir positivamente en la diversificación de las carteras y suavizar la volatilidad global, generando protección contra ciertos entornos económicos adversos. La diversificación se genera mediante la descorrelación entre diferentes commodities, ya que por ejemplo un anuncio de la reducción de producción de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) no debería estar correlacionado con sequías en regiones agrícolas o huelgas laborales en el sector de la minería. Pero, además, existe una descorrelación (o, incluso, correlación negativa) entre las materias primas y los activos tradicionales como las acciones o los bonos. Por otro lado, las materias primas son un activo que permite al inversor protegerse de los efectos de la inflación. La subida generalizada de los precios termina por mermar el poder adquisitivo de las personas, no obstante, las materias primas, ante situaciones inflacionarias, generalmente se revalorizan, funcionando como cobertura contra la inflación.
Para adquirir exposición a las materias primas se presentan cuatro alternativas principales:
- La compra física
En primer lugar, se pude considerar la compra física, almacenando y custodiando la mercancía. Este método puede no ser no interesante para los inversores financieros dadas las dificultades que entraña su manejo y custodia.
- Mercados financieros
En segundo lugar, existen numerosos mercados financieros donde cotizan contratos de futuros sobre materias primas, facilitando la exposición a esta tipología de activos a través de contratos financieros. Esta vía simplifica el proceso de inversión, pero introduce nuevos riesgos a tener cuenta por el inversor, derivados de la complejidad y dificultad de acceso a este tipo de productos.
- ETCs
La tercera vía para poder invertir en materias primas es hacerlo mediante ETCs (Exchange Traded Commodities). Estos fondos de inversión cotizados son negociados en bolsa y permiten tomar exposición a materias primas de manera individual, sectorial o global a través de la réplica de índices de materias primas. Además, existen fondos de inversión tradicionales que invierten en materias primas, ya sea de manera pasiva como los ETCs o de manera activa.
- Acciones de empresas
Finalmente, y en cuarto lugar, se puede plantear tener exposición a través de acciones de empresas que se dedican a la producción o extracción de las materias primas. En nuestra opinión, a pesar de que el valor de las acciones de estas empresas depende en gran medida del precio de mercado de las materias primas con las que trabajan, la compañía no siempre se comportará necesariamente en bolsa como las materias primas que maneja, pues depende de otros factores como la gestión de la misma. Por tanto, no deja ser inversión en renta variable con las mismas características atribuidas a esta tipología de activo. Y en definitiva, es posible que no se pueda aprovechar las propiedades anteriormente descritas para las materias primas.
Volviendo a la actualidad, nos encontramos que los últimos 12 meses han sido extraordinarios para el rendimiento de los productos básicos. Pero ¿esto determina que nos encontramos en el inicio de un superciclo? Antes que nada, se hace necesario definir que es un superciclo de materias primas. Este término hace referencia a un periodo prologando de encarecimiento de los precios de las commodities, normalmente, que se desarrolla a lo largo de una o más décadas. Desde que se tiene registro, los superciclos han existido desde el principio de la revolución industrial. Principalmente, en la historia son conocidos dos grandes superciclos: el primero, iniciado con el fin del sistema Bretton Woods a principios de 1970 y que terminó con el colapso del precio del petróleo de 1986; y el segundo, ocurrido durante el período de 2001 a 2014 marcado por la rápido industrialización y crecimiento de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), finalizando con el enfriamiento de la económica China. Estos periodos tienen en común, principalmente, la devaluación del dólar, que favorece el encarecimiento de las materia primas, junto con el crecimiento significativo en la demanda, superando las expectativas y generando un déficit en la oferta.
Hoy en día se aprecian condiciones que pueden ser el caldo de cultivo de un nuevo superciclo como pude ser el retorno de la inflación, la inversión en infraestructura ecología necesaria para la transición energética, la escasez de determinados recursos naturales, o incluso, la intensificación de la demanda de productos agrícolas derivada del aumento demográfico. Pero estas corrientes no traerán consigo el repunte de todas las materias primas en su conjunto, punto en común con los dos anteriores grandes superciclos. Las condiciones de mercado indican que hemos entrado en un periodo de precios elevados en las materias primas, pero aún no esta claro si el aumento será suficientemente elevado y prolongado en el tiempo para considerarlo como un superciclo. En definitiva, con superciclo o no, las materias primas serán uno de los motores y beneficiarios de la recuperación económica y la transición energética. Finalmente, para ganar exposición a las tendencias del futuro, siempre recomendamos estar bien asesorados por profesionales en materia de inversión regulados y supervisados por la CNMV.