Contáctenos: +34 922 098 062

El cine como inversión

MUNESH MELWANI, ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL
21/03/2021

Si algo nos ha dejado claro la crisis de la Covid-19 en relación con la economía de Canarias, es que la diversificación de nuestro tejido productivo es inaplazable. El PIB de Canarias se desplomó en torno a un 20% en 2020 según las estimaciones del Banco de España, esto es, prácticamente el doble que la cifra nacional. La clave de estas cifras es, sin duda, el cero turístico, un sector que representa un 35% del PIB regional e indirectamente casi dos tercios de la fuerza laboral activa. La reactivación económica de nuestro archipiélago ha de pasar por la recuperación del turismo, en equilibrio con la promoción y crecimiento de otros sectores que permitan diversificar mejor nuestra actividad y construir una economía más robusta ante futuras crisis

El boom de la industria cinematográfica de los últimos años en nuestro archipiélago, con más de 100 empresas creadas en el último lustro, la convierten, sin lugar a duda, en uno de los sectores más interesantes con potencial de crecimiento. Solo en 2018, último año con datos consolidados, la industria cinematográfica generó en Canarias más de 60 millones y 2.000 empleos directos. En 2020, la producción audiovisual, como el resto de la economía canaria, sufrió un duro golpe con el comienzo del confinamiento. El sector estima las pérdidas en unos 30 millones de euros, debido a la cancelación de hasta 70 rodajes en las islas. Pese a ello, la isla de Tenerife – única con datos publicados- atrajo 13,2 millones de euros el pasado año.

Como parte de las medidas urgentes para paliar los efectos de la crisis pandémica en el sector audiovisual, desde mayo, el Ministerio de Cultura y Deporte mejoraba los -ya de por sí atractivos- incentivos para el rodaje de producciones españolas en nuestro territorio. De esta forma, las deducciones fiscales pasaban de un 45% al 50% para el primer millón de euros de base de la deducción y de un 40% a un 45% para el resto de la base. Adicionalmente, se aumentó el límite máximo a deducir, de 5.4 a 18 millones. Pero ¿cómo se articulan estas medidas para, verdaderamente, conseguir estimular el crecimiento de este sector en las islas? Indudablemente, el productor español querrá venir a Canarias a rodar si los números le salen y me explico: se trata de que se pueda ahorrar entorno a un 40% de los costes de producción si se acoge a los incentivos existentes. Para acogerse, se ha de diseñar una estructura financiero-fiscal para la obra audiovisual, que habitualmente es una serie o largometraje, si bien también se pueden acoger otros formatos tales como cortos o documentales.

Esta estructura comporta la constitución de una AIE (Agrupación de Interés Económico), con sede social en Canarias, entre otros muchos requisitos formales y funcionales, que se han de cumplir para que finalmente tanto el ICAA (Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales) dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, como el Gobierno de Canarias mediante la emisión del Certificado Canario de Obra Audiovisual, permitan al productor acogerse a los citados incentivos. El cumplimiento de todos estos requisitos y la transparencia en cómo se financia la película (aportación del productor, financiación bancaria, preventas, etc.), más allá de la solvencia tanto profesional como financiera del propio productor, son aspectos clave a la hora de completar el círculo de la financiación. Y es que, esta estructura financiero-fiscal funciona, siempre que una parte de la financiación provenga de inversores privados, preferentemente sujetos pasivos canarios, personas físicas o jurídicas que tributen en las islas, para que el productor pueda maximizar las deducciones.

Al igual que la RIC, el cine se ha consolidado como un instrumento de planificación fiscal en las Islas, y además no son excluyentes, esto es, pueden convivir para un mismo inversor. Las rentabilidades financiero-fiscales para el inversor superan un 25% anual, de ahí su atractivo, si bien los riesgos están asociados a la propia estructuración: resulta crucial realizar una exhaustiva revisión legal (mercantil, laboral, propiedad intelectual, etc.) de la película y de todas las partes intervinientes, con carácter previo a desembolsar el dinero por parte del inversor, así como comprobar que cumple todos los requisitos para poder aplicar los incentivos. Esto solo es posible, trabajando con un despacho legal especializado en cine y con una firma de servicios de inversión regulada e independiente para la parte financiera, velando así por los intereses de los inversores y evitando así, posibles problemas a futuro con Hacienda. Desde Cross Capital, iniciamos esta actividad hace ahora cuatro años de la mano de Andersen: obras como “Solo”, “El mejor verano de mi vida”, “Hasta que la boda nos separe”, “Superagente Makey” o la primera temporada de la serie “Hierro”, han generado empleo en las islas y ofrecido una solución financiero-fiscal a varios inversores.

Somos de la opinión que hay que seguir apostando por el cine en Canarias y conseguir ampliar la base inversora, que siempre ha de contar con la máxima seguridad jurídico-financiera.