Datos macro y pandemia
PUNEET VASWANI, ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL
31/01/2021
Mientras asistimos a esta tercera ola que viene pisado fuerte sobre todo en Europa y en EE. UU., vislumbramos la luz al final del túnel toda vez que algunas de las economías a escala mundial siguen aportando brotes de esperanza con los datos publicados recientemente. Hace dos semanas salían los datos del PIB de China, creciendo un 2,3% en 2020, siendo éste un dato mejor que lo esperado vs las perspectivas iniciales desde la irrupción de la Covid-19 a escala global. Se trata del menor ritmo de crecimiento para China desde 1976, sin embargo, según el resto de las previsiones, es una de las pocas economías mundiales que registró un crecimiento económico positivo el pasado año.
La otra cara de la moneda la presenta la supuesta primera potencia mundial: Estados Unidos ha registrado una caída del 3,5% de su PIB en 2020, la mayor desde 1946, siendo la primera contracción de su economía en más de una década, desde 2009 (-2,5%, debido a la Gran Crisis Financiera). Con ello, el crecimiento anualizado estadounidense se modera a un 4%, inferior a la previsión de los analistas, que apuntaban a un crecimiento anualizado del 4,4%. Esta desaceleración económica viene dada, entre otros factores, por el cierre de millones de pequeñas empresas, una creciente desigualdad y los efectos de una segunda y tercera ola de la pandemia, totalmente fuera de control por parte de las autoridades de aquel país. No obstante, el impacto se ha minimizado por el tenaz apoyo de la Reserva Federal – que continuará comprando 120.000 millones en activos al mes -, y el anuncio del estímulo fiscal por la nueva administración Biden (1,9 billones de dólares, casi el doble que el importe barajado inicialmente), aún pendiente de aprobación.
Más allá de las dos potencias mundiales, en Europa también observamos datos decadentes respecto al PIB de 2020. Según lo publicado el pasado viernes, el crecimiento en Francia se contrajo un -8,3% en el año vs el -11% previsto inicialmente, mientras que la economía española si que desplomó un -11% por e impacto de la pandemia, suponiendo la mayor contracción registrada desde la Segunda Guerra Mundial y desde la Guerra Civil respectivamente. Sin embargo, el PIB español del último trimestre creció un 0,4%, en contraposición de lo esperado (una contracción de hasta el 3% en otoño).
El impacto en el PIB canario ha sido lógicamente, mayor. La contracción llega a ser de hasta un -15% en 2020. Nuestra economía depende en buena parte del turismo (aproximadamente, un 35% del PIB canario, empleando aproximadamente a 2/3 de la población activa directa o indirectamente), teniendo como principales mercados de origen a Reino Unido y Alemania. Los primeros están confinados en el país anglosajón hasta, al menos, mediados de febrero, estando en el punto de mira por la nueva cepa descubierta de la Covid-19; mientras que, en Alemania, las restricciones más recientes y endurecidas se prolongan asimismo quince días más, planteando incluso la restricción total a vuelos internacionales. Desafortunadamente, nuestro archipiélago, junto con Baleares, lo tendrán más duro en términos de recuperación de la actividad.
Por su parte, según la publicación más reciente del Fondo Monetario Internacional, éste prevé un crecimiento global del 5,5% en 2021 y 4,2% en 2022. Tras el comienzo de la vacunación, se han revisado las proyecciones al alza, si bien estas predicciones están sometidas a un primer semestre más convulso, con una recuperación algo más lenta de lo esperado, acorde con las palabras del presidente de la FED este martes.
Con ese mensaje, los mercados se tiñeron de rojo y el sentimiento inversor pasó a ser más conservador, alentado por el miedo a las nuevas cepas del virus, además de las crecientes dudas sobre la capacidad de producción y distribución de las farmacéuticas, así como a los ritmos de vacunación. Aun así, el fondo de mercado continúa siendo benévolo y desde el punto de vista del inversor a largo plazo, adecuado para la toma de riesgo con vocación de largo plazo. Más allá del tema sanitario, en línea con las últimas declaraciones de la FED como del BCE, están en disposición de seguir apoyando las respectivas economías con el mantenimiento de tipos bajos, medidas de liquidez excepcionales, intentando animar el consumo y la inflación hasta sus niveles objetivo: una variable menos de la que preocuparse, sin perderla de vista claro está.