La sostenibilidad como reclamo turístico
DAVID MARTÍN, ANALISTA Y ASESOR FINANCIERO
Octubre 2020
La Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) proporcionó en mayo un documento que analizaba el impacto de la Covid-19 en el despliegue de energía renovable para 2020 y 2021. Esta evaluación temprana mostró que la crisis de Covid-19 estaba afectando, pero no deteniendo el crecimiento global de las energías renovables. Seis meses después, la pandemia sigue afectando a la economía mundial y a la vida cotidiana. Sin embargo, la industria de la energía renovable ha demostrado su resistencia a esta crisis. En su último informe, Renewables 2020, la IEA proyecta como las energías renovables se convertirán en la mayor fuente de generación eléctrica en todo el mundo para 2025.
Para que esto se cumpla, los formuladores de políticas deben adoptar las medidas necesarias que respalden el crecimiento de las energías renovables. Desde Europa, la apuesta por la descarbonización de la economía se está tomando en serio, acelerando sus planes para impulsar la transformación energética. La UE se ha fijado el objetivo de ser el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2025. Para ello, el Pacto Verde Europeo establece un plan de acción que proporciona los pasos a seguir para impulsar el uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía circular, restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación. La UE también proporcionará apoyo financiero y asistencia técnica para ayudar a las personas, las empresas y las regiones de forma que les permita migrar hacia una economía verde.
A pesar de que el cambio climático afecta a todos los rincones del planeta, no lo hace de la misma manera. Además, no todos los lugares del mundo están en las mismas condiciones para combatirlo. Esto nos conduce a la situación en la que se encuentra el archipiélago canario. Un estudio de Endesa y Deloitte concluye que regiones no peninsulares, como nuestras islas, reúnen ciertas características económicas, geográficas y climáticas para llevar a cabo esta descarbonización de la economía antes que el resto de España. De una manera parecida, Europa comparte esta visión. Para ello, en 2017 se ha puesto en marcha desde la Comisión Europea el plan de acción “Clean Energy for Islands Initiative” mediante la cual se busca reducir la dependencia energética de los territorios insulares europeos.
Hablando de ideas más específicas y, en el caso particular de Canarias, las condiciones climáticas hacen que el consumo energético residencial sea sensiblemente menor que en la península debido a que se reducen las necesidades de agua caliente o calefacción. Sin embargo, según el estudio mencionado, el sector servicios, con una fuerte dependencia del turismo, son responsables de entre el 2% y el 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero en las islas. En el caso concreto de los hoteles, en torno al 60% del consumo energético se destina a climatización y agua caliente sanitaria. El estudio propone la sustitución de equipos eléctricos menos eficientes por bombas de calor, siendo la principal solución para la descarbonización total.
Esta transformación hacia una economía limpia en las islas no solo tendrá grandes beneficios para la lucha contra el cambio climático. El factor ambiental es clave para la supervivencia de la actividad turística y el reclamo que genera una sociedad sostenible es cada vez más evidente. Con la situación actual provocada por la pandemia, el modelo de oferta y demanda turística se encuentra en un proceso de transformación. El aumento de la conciencia ambiental entre la población europea provocará previsiblemente un cambio en las preferencias del destino vacacional. Por ello, el modelo turístico de Canarias debe seguir transformándose hacia una realidad más sostenible y tiene una oportunidad única con los fondos europeos destinados a la transición energética. Ojalá se aproveche.