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El auge del Direct Lending

PUNEET VASWANI, ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL
Octubre 2020

En artículos anteriores hemos abordado las diferentes vías de financiación para pymes y autónomos, si bien una de ellas está adquiriendo mayor visibilidad y protagonismo: el direct lending. Por su terminología anglosajona, se deduce que se trata de “financiación directa”. Trataremos de explicar a continuación el concepto, su funcionamiento y el estadio actual de su utilización, tras la irrupción del Covid-19, especialmente en el mercado español.

¿Qué es el direct lending? A diferencia de la financiación tradicional (canalizada a través de las entidades bancarias), se trata de una fórmula para prestar dinero directamente a las empresas y autónomos sin que el banco sea el intermediario en la transacción. Es decir, está basado en la desintermediación financiera, a través de una plataforma tecnológica online, fondos de crédito o inversores institucionales. Se trata de una oportunidad para las pequeñas y medianas empresas de financiarse más allá de la banca; por su parte, para los inversores, supone una alternativa de inversión en un entorno de rentabilidades mínimas, contribuyendo a la actividad de las pymes, que suponen la mayor parte del tejido empresarial.
Pero ¿en qué se diferencia el direct lending de los préstamos bancarios? El método tradicional, el bancario, lo conocemos todos. En lo que al flujo de dinero bancario se refiere, los préstamos provienen de la liquidez captada por las entidades financieras tanto vía depósitos de los particulares y empresas, como de los mercados de capitales con sus emisiones de renta fija, así como de los mecanismos que les brinda el Banco Central Europeo, y últimamente tiran mucho de esta última vía. Las entidades bancarias prestan cada vez menos, de forma más selectiva, y es cierto que a tipos ligeramente menores que el direct lending pero, a su vez, con una menor flexibilidad. Los préstamos bancarios crecieron a doble dígito en el período 2004 al 2007, si bien, tras 2008 año en que se inició la Gran Crisis Financiera, la inversión crediticia ha ido en descenso hasta la actualidad. Ahora con la crisis desatada por el Covid-19, los bancos se apoyan en mecanismos como los Avales ICO para prestar, mitigando así el consumo de capital en sus inversiones.

Sin embargo, el funcionamiento del direct lending es diferente. Como aspecto más importante, el banco no será el intermediario. La financiación será facilitada por agentes no bancarios como los fondos de deuda, plataformas P2P (peer-to-peer) o inversores privados que prestan directamente. Por un lado, existen plataformas online que cuentan con la financiación de un Fondo de Inversión, por lo que ya parten de una dotación de liquidez para poder prestar. En este caso, las pymes acuden a dicha plataforma y, si cumplen con unos parámetros determinados, acceden a dicha liquidez. Por otro lado, existen plataformas que funcionan con el modelo de marketplace (en el que se encuentran demandantes de liquidez y prestadores/inversores), en el que las pymes solicitan financiación y la obtienen en el caso de que, una vez cumplan los parámetros de admisión, haya inversores interesados dispuestos a asumir el riesgo crediticio a cambio de rentabilidades atractivas.

Algunas características que destacar de este tipo de financiación alternativa pueden ser:

• En cuanto al horizonte temporal, se pueden dar dos tipos de financiación: a corto plazo y a medio/largo plazo. En el primer caso, se trata principalmente de descuento de pagarés y anticipo de facturas, entre otros. En el segundo caso, se trata habitualmente de operaciones con un plazo medio de entre 3 y 5 años.

• Ofrece una mayor flexibilidad que la financiación tradicional. A través de las plataformas P2P, por ejemplo, se puede aportar una mejor adaptación al perfil y requerimientos de la empresa tanto en el plazo, como en el esquema de devolución.

• Para los inversores, rentabilidades superiores a la de los préstamos bancarios. La agilidad y mayor flexibilidad se compensa con unos tipos de interés ligeramente superiores a la financiación tradicional.

• Los tipos de interés aplicables pueden ser fijos o variables (Euribor más un margen).

• Asimismo, las plataformas requieren cumplir con una serie de requisitos y parámetros para las empresas e inversores. Por ejemplo, para acceder como inversor a pagarés y facturas, en algunas plataformas se requiere el cumplimiento de los requisitos previstos en el artículo 81 de la Ley 5/2015 de Fomento de la Financiación Empresarial, donde se señala que las empresas y particulares tendrán que atesorar al menos 50.000 euros de renta anuales o un patrimonio disponible para inversión de, al menos, 100.000 euros. Para las empresas en búsqueda de financiación los requisitos van desde la presentación del proyecto a financiar, la empresa y su equipo directivo, hasta el cumplimiento de una serie de ratios de endeudamiento o liquidez disponible.
• De cara a conocer en lo que se

está invirtiendo, es importante conocer el grado de seniority de la deuda. Por orden de prelación, existe: la deuda senior, deuda Mezzanine y, por último, los accionistas. Esto quiere decir que, en el caso de que la empresa prestataria entre entrara en quiebra, los acreedores que posean deuda senior están en primera posición en el orden de prelación; mientras que la deuda Mezzanine (puede ser deuda subordinada o convertible) es la que se encuentra entre la primera y los accionistas. Normalmente, a través del direct lending se financia deuda senior, que además puede ser asegurada (es decir, respaldada por un activo financiero colateral), en la cual los inversores tendrían preferencia frente al resto de acreedores.

Tras el período de confinamiento global, la financiación alternativa (no bancaria) o direct lending, se erige como una vía real, además de no sesgada comercialmente, para todas aquellas pymes y autónomos que han requerido liquidez para seguir adelante. Ante esta situación, acceder a préstamos flexibles, de forma ágil, contribuyendo a garantizar la continuidad de los negocios, supone un alivio frente a las restricciones de la banca de cara al futuro.

Un cambio de mentalidad en materia de diversificación de las fuentes de financiación favorecería a las empresas, tanto por las distintas alternativas que existen como por las ventajas que ofrecen las mismas. Según un estudio de Deloitte sobre las transacciones de direct lending en el segundo trimestre del año, este tipo de operaciones se está expandiendo cada vez más en España, protagonizadas por fondos de crédito. En los últimos 7 años, se han cerrado 2.272 operaciones, de las cuales 827 fueron en Reino Unido, seguido de Francia (566); Alemania (251); Países Bajos (132); y, en quinto lugar, España (114). En EE. UU., la financiación corporativa bancaria no alcanza ni el 20% del total, estando las empresas muy habituadas a apelar a los mercados de capitales y al direct lending. Conociendo mejor las ventajas y características específicas de esta alternativa de financiación, lo razonable sería que en los próximos años asistamos a un proceso de transición en el que la financiación alternativa pase a formar parte de los mecanismos habituales utilizados por pymes y autónomos en España